Novia del Señor Millonario
Cariño, déjalo y ven conmigo
El regreso de la esposa no deseada
Yo soy tuya y tú eres mío
Tesoro de CEO
La segunda oportunidad en el amor
La venganza de la heredera genio oculta bajo la máscara
Mimada por el despiadado jefe clandestino
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Mi encuentro con un misterioso magnate
Era una fría noche de invierno y en una salón privado del restaurante más exclusivo de la cuidad X un grupo de universitarios bebían y charlaban alegres celebrando el reencuentro luego del inicio de las clases.
— ¿Cómo te fue en el verano Jose? ¿Cuántas nuevas conquistes tuviste este año? - habló uno de jóvenes, usaba un atuendo elegante y evidentemente de marca, por lo que daba a entender que venía de una familia adinerada.
— Pues igual que siempre, nada interesante – respondió Jose sin querer dar detalles, no le gustaba presumir de sus conquistas, encontraba deshonroso hablar de las mujeres.
— Déjalo, Tobías, a Jose no le gusta hablar de las mujeres- intervino una chica del grupo- afortunadamente a un quedan hombres decentes en el mundo.
— Vamos Lydia deja las indirectas, hace dos años que terminamos, en ese entonces era joven e imprudente, siento mucho haberte hecho daño. – se Justifico el llamado Tobías.
— Ya que estamos hablando de conquistas – volvió a atacar Lydia – donde has dejado a tú perrita faldera.
— No sé a quién te refieres- fingió inocencia Tobías.
— Sabes que hablo de Sara. ¿Dónde está? Llevamos rato esperando por ella para cenar y aun no aparece.
— Debe venir en camino, no te preocupes ya debe estar al llegar.
— Ella no me preocupa, simplemente me indigna que tenga esos aires de grandeza, siempre llega tarde y tenemos que esperar por ella. No sé de donde saca esos aires de superioridad, todos nosotros somos hijos de personas importantes, políticos, empresarios, personas influyentes en este país y ella solo es una recién llegada que ni siquiera sabemos nada de ella, ni de su familia. Hace tres años que la conocemos y apenas sabemos nada de ella.
— Sabemos lo que ella nos quiere contar y a nosotros nos basta con eso, todos tenemos secretos y nos gusta que respeten nuestra privacidad, así que deja de inmiscuirte donde nadie te llama y si te molesta esperar puedes cenar tu sola nosotros la esperaremos. – la regaño Tobías cansado de los constantes ataques contra su amiga.
Justo en ese momento se abrió la puerta del salón privado y la figura de una delgada chica se hizo visible para los presentes, usaba ropa sencilla sin prendas y apenas maquillaje, pero aun así su belleza resaltaba entre el resto. Tenía un aspecto angelical, pero había algo en su aura que denotaba poder, algo atrayente y sexy. Todos los chicos se quedaron mirándola y babeando excepto Tobías que miró hacia la puerta cuando vío que se abrió y con indiferencia sin apenas mirarla dijo:
— Ya estás aquí, rápido ven siéntate vamos a comer que Lydia se muere de hambre.
— Siento mucho llegar tarde, estaba ocupada. Para compensarles hoy invito yo.
Todos agradecieron y saludaron a la recién llegada, mientras que Lydia ponía los ojos en blanco y se preguntaba porque todos la querían tanto, es verdad que era hermosa, pero su personalidad dejaba mucho para desear.
Llamaron a los camareros y todos pidieron sus platos, el ambiente volvió a tornarse alegre y animado. Luego de la cena comenzaron a beber, la mayoría de las chicas se habían marchado ya, solo quedaban en la habitación Lydia, su amiga Mónica, Sara y otros cinco chicos.
— Mírala que vulgar – le habló Lydia a su amiga refiriéndose a Sara que estaba jugando cartas y apostando con los chicos.
— La verdad es que su cara engaña, cualquiera que la ve piensa que es una inocente flor- la apoyo Mónica – pero en realidad se comporta como un varón, maldice, juega cartas, bebe como barril sin fondo. Creo que nunca la he visto usar un vestido. ¿Será Gay?
— No lo creo, en realidad lo que es, es una mosquita muerta. Quiere estar rodeada de hombres todo el tiempo, mira a Tobías como lo trae. Esta noche le voy a dar una buena lección para que aprenda a no meterse con los hombres ajenos.