—Gringuita, estás muy hermosa —me decía Néstor mientras me tomaba de la mano y acaricio mi mejilla, —me gustas y mucho, hoy quiero pedirte que seas mi novia, Merari ¿quieres ser mi novia? —me pregunta y yo emocionada por lo que estaba escuchando me arroje a sus brazos.
Fue muy gentil y cariñoso, dolió un poco, pero la sensación de ser amada no me importo ese dolor, porque empecé a sentir placer hasta que explote y pensé que me había hecho pipí, sentí vergüenza con mi cara roja lo vi. Néstor sonrió dándome un beso, unas embestidas más y él también terminó, se separó de mi cuerpo sentándose en la cama, se vistió.
—Me tengo que ir, antes de que se den cuenta tus primos, mañana nos vemos, yo te llamo para despedirme antes de que te vayas —me dice y solo asentí, pensé en que si mis primos ll veían salir del cuarto iban a pensar mal y me está protegiendo de un problema con la familia.
Entre al baño, me bañé aún, sentía un poco de dolor, sé que es normal, me acosté en la cama y con una sonrisa me quedé dormida, el sonido de mi celular me despertó, era una llamada de mi mamá.
—¿Apoyarla? Mira mejor no pongas palabra en mi boca de las cuales me pueda arrepentir, dime y por lo menos se cuidaron, dime Merari ¿se cuidaron? —me pregunta y se acerca para tomarme de los hombros, pensé que me iba a pegar que cerré mis ojos —Contesta maldita sea —me grito —Lo único que quiero no me lo puedes dar en este momento, si tengo que pagar por mi error que así sea —le hablé apretando mis dientes y reteniendo mis lágrimas, mi orgullo no me permitía dejar que me viera triste, sé que decepcione a mis padres, les mentí sí, pero no es para que me siga castigando con su indiferencia.Subí al avión y me senté en el último rincón donde nadie pueda verme llorar, pensé por lo menos un te cuidas.
—¡Gringaaa te amo! —Escuché unos gritos y me quedé viendo a Darío nerviosa, sabía de quién era esos gritos. Me abracé a mi esposo, y mis hermanos me quedaron viendo.
—Merari, gringuita, perdóname, te amo —seguía gritando.Mi mamá se acercó a mí.
—Mer ¿Quién es el que está gritando? —me pregunta y bajo la mirada.
—Es Néstor —contesto y Darío abre los ojos cuestionándome.
—¿Néstor? —pregunta y me suelta, trato de agarrarlo y no me lo permite.
Néstor seguía gritando tonterías, me quedé paralizada, mis pies no se movían, mis hermanos y Darío salieron donde estaba gritando Néstor, no sé qué pasó.
—Mer, tu esposo se está dando a golpes con Néstor —entra corriendo Nora a dónde yo estaba y me jala del brazo para ir a separarlos.
—Amor, Darío déjalo por favor, —le hablaba mientras me ponía en medio de los dos.
Mientras Junior agarro del brazo a Darío y mi tío Raúl a Néstor, Diego se acercó y le propinó un golpe en el estómago que lo hizo doblarse.