"Cómo me dejé convencer?"
Pensaba Lily.
La mano de la chica daba vueltas descuidadamente con una cuchara al café que traía en la mano.
"Auch!"
Fue la queja que salió de su boca cuando una gotas de café caliente quemaron su mano.
Secándose con una servilleta, Lily se levantó de su asiento.
Ella decidió recorrer la casa donde se encontraba para ver si podía escapar sin ser vista.
Durante dos semanas seguidas, Karina una de las mejores amigas de Lily, la había estado molestando y convenciendo para que asistiera a su fiesta de despedida de soltera.
Hasta que Lily, por fin, un poco a regañadientes, aceptó.
Lily se puso para esa extraordinaria ocasion un vestido negro a la rodilla con escote discreto y elegante.
Sus zapatos color carne de tacón que rara vez usaba y que la hacían sentir un tanto incomoda.
Y por primera vez en 3 meses se había maquillado y peinado.
"Lily, siéntate acá conmigo!"
Gritó una Karina de lo mas sonriente y emocionada, quien llevaba una copa de vino en sus manos.
La alegre y ansiosa joven le hacía señas para que se sentará con ella en el sillón principal.
"Enseguida voy!"
"Solo iré rapido al...tocador."
Contestó Lily algo nerviosa.
"No tardes!"
"Ya llegaron los chicos!"
Exclamó Karina sumamente emocionada.
Caminando con cautela debido a sus tacones, Lily se dirigió al baño.
Cerró la puerta tras ella.
No.
La verdad es que no quería estar en esa fiesta.
Pero tanto Karina como Marina, sus mejores amigas, habían organizado esta despedida de soltara.
Lily en verdad quería estar con ellas porque últimamente no se habían reunido.
El trabajo y las diversas actividades de las tres bellas amigas les había dificultado reunirse como solían hacerlo antes.
Pero ella no quería ver a los "chicos" como los habia llamado Karina.
La música en el patio comenzó a sonar fuerte.
Todas las mujeres comenzaron a gritar emocionadas.
Marina, la amiga de ambas es una mujer refinada y elegante a la que le gustan las cosas elegantes.
Por lo que para esta despedida de soltera, había contratado para Karina el mejor servicio de Escorts masculinos.
Tan exclusivos y guapos.
En verdad, son muy ardientes, guapos y sexys.
"Lily apresúrate!"
Gritó nuevamente Karina desde su asiento.
La joven novia enlazó su mano con la mano de su Marina a la vez que una sonrisa maliciosa aparecia en su rostro.
Ella estaba disfrutando de lo deliciosa vista que ofrecían aquellos suculentos hombres que acababan de llegar.
Ellos valían cada maldito centavo invertido.
"Tendré que salir o vendrán a buscarme las dos."
Se dijo Lily mientras se retocaba su maquillaje ahumado en el espejo.
Poniendose un labial rojo sangre en sus labios, Lily vuelve a susurrar dándose una última vista en el espejo.
"Y me arrastrarían hasta donde están ellas."
Reuniendo toda su valentía, Lily decidió salir del baño donde estaba escondida.
Las otras siete mujeres que estaban sentadas muy felices tenían ya a su lado un hombre increíblemente guapo al que se estaban comiendo con los ojos.
El Escort designado para ellas esa noche las abrazaba o las sujetaba de las manos.
En verdad que todos son extremadamente guapos.
Algunos son hombres en sus magníficos y suculentos treinta y tantos.
Otros son maravillosos y ardientes jóvenes de veintitantos tantos.
Pero todos ellos son poseedores de un físico delgado y potente.
Todos son altos y se adivina que están deliciosamente musculosos debajo de su apretada y elegante ropa.
Cuando se acercaba Lily al sillón más apartado del bello jardín donde se daba cita la despedida de soltera, ella tropezó sin querer con una mochila negra, la cual estaba en el piso.
"Cuidado señorita."
"Es frágil lo que contiene esa mochila."
Una grave y sensual voz de hombre al que Lily no pudo ver, le hizo ese comentario.
Ella, sin molestarse en disculparse simplemente se sentó en el sillón.
Más el hombre que había hablado si la observó con mucha atención.
La siguió con la mirada hasta que ella se sentó.
Un joven Escort se acercó a Lily.
El chico guapo se presentó amablemente con ella.
"Hola Lily, soy Gustavo."
"Seré tu acompañante en esta fiesta."
El chico la saludó con un beso en la mejilla a Lily, rozando las comisuras de la pequeña boca de la joven.
El corazón de Lily se aceleró por la acción del guapo chico.
Y por la sexy grave voz de Gustavo.
Y por su hermosa sonrisa.
Él, como todos los demás Escorts, incluyendo a El Gran Mario, viste un traje sastre impecable de tres piezas, camisa inmaculadamente blanca y corbata azul oscuro.
Todos los Escorts con ese uniforme tan elegante parecen unos suculentos muñequitos recién salidos de una tienda de deseos eróticos cumplidos para mujeres.
La música volvió a sonar acompañada de un juego de luces.
Fue entonces cuando Mario salió para presentar su erótico y candente show.
Y todas las mujeres se volvieron locas por Él.
El Gran Mario, además de ser el mejor Escort del ramo, es también el mejor Striper.
Educado, refinado, alto.
Cuerpo de suculento dios griego, marcado y super bien cuidado...
Poseedor de unos verdes hipnotizantes y una cejas hermosas que los delinean perfectamente.
Su cabello café oscuro siempre bien peinado que dan ganas de pasar los dedos por el para alborotarlo un poco.
La fuerte mandíbula de Mario con una ligera sombra de barba recién afeitada.
Su nariz perfecta junto con sus labios rojos mordisqueables son lo que más llaman la atención de su bello rostro.
Pero su piel con ese ligero bronceado...
Es inevitable para las mujeres querer deslizar sus manos por todo el cuerpo de El Gran Mario.
Además, su aire de peligro y chico malo lo vuelven todavía más irresistible.
Ataviado con un impecable traje azul oscuro de tres piezas que se ciñe como guante a su delicioso cuerpo, Mario sonrió cuando estuvo frente al grupo de mujeres.
Y por dios!
Su sonrisa provocó que todas se derritieran por completo!
No hace falta a decir que Karina estaba más que complacida con la espectacular vista de Mario.
Marina sonreía expectante.
Con elegantes pasos, Mario se acercó a Karina, la novia.
Después de besarle el dorso de la mano, la condujo con elegancia a la silla especial donde Él le haría el baile sensual que había contratado.
Mientras los demás Escorts abrazaban y acariciaban sin reservas ni pudor a las mujeres que acompañaban, Lily solo le permitió a Gustavo, su Escort, que la tomara de la mano.
Ella no quería tener tanta intimidad con Él como el resto de las mujeres en esa fiesta.
El baile sensual y sugerente dió inicio.
Mario lentamente se fue despojando del saco con ayuda de las manos de Karina a la que le susurraba al oído lo que tenía que hacer.
Junto con algunas insinuaciones y palabras provocativas.
Acariciándolo todo lo que podía, Karina le quitó la corbata.