Escucho a la distancia los gritos y discusiones, el pan de cada día, no importa cuántas veces escuche esto, me irrita y me molesta bastante, creí que cuando mi madre se había separado de mi padre esto terminaría o al menos eso decía, pero nada ha cambiado, eso me hace ver que el problema no era mi papá, sino mi mamá, pero claro ¿Quién son yo para decírselo? Mi madre le grita a mi padrastro, Henry, que está harta de toda esta mierda y que quiere que la deje tranquila, mi padrastro sale de su habitación a toda prisa, puedo escuchar como aporrea los pies contra el suelo y va escaleras abajo, me a
comodo en mi lugar y termino de preparar el té de Henry.
Veo como entra a la cocina y busca la tetera, escucho como refunfuña entre dientes, furioso por la resiente discusión, mientras lo observo caminar, no puedo evitar recordar la primera vez que lo vi, creí que era mi salvación, que me llevaría lejos de todas esas peleas, claro que, nuestro primer encuentro fue algo turbulento, ya que casi me atropella por estar viendo el celular buscando una dirección. Ese día a mi madre casi le da un infarto.
Al no encontrar la tetera, Henry detiene su paso, todavía me está dando la espalda, apoya sus manos sobre la meseta y veo como inhala y exhala con exasperación, frustrado y molesto; pobre hombre, le hemos venido a arruinar y joder la vida, creo que esperaba que su vida fuera tranquila y llena de amor, pero resultó ser todo lo contrario.
— ¿Que buscas, papi?
Al escuchar mi voz, da un pequeño salto en su lugar y se gira hacia mí rápidamente, deja caer los hombros y se disculpa conmigo, diciéndome que no me había visto, no pude evitar reírme, luego deslicé su taza en su dirección, baja la mirada hacia la isla y se acerca a mí, besa mi frente y me agradece por haberle preparado su té.
No puedo dejar de contemplarle mientras bebe su té, Henry es un hombre realmente hermoso, al notar mi mirada posada sobre él, baja un poco su taza y me mira por el rabillo de sus ojos, luego hace un ligero movimiento de cabeza, preguntándome con gestos que se me ofrece.
—Lamento que las cosas con mi madre no salgan como esperabas.
Deja su taza sobre la isla y se acerca a mí, luego posa sus manos sobre mi cabeza y la acerca a su cuerpo, quedando sobre su abdomen, aspiro con algo de fuerza su embriagante perfume, tengo que apretar las piernas por lo excitada que estoy.