Novia del Señor Millonario
Cariño, déjalo y ven conmigo
El regreso de la esposa no deseada
Yo soy tuya y tú eres mío
Tesoro de CEO
La segunda oportunidad en el amor
Mi encuentro con un misterioso magnate
Mimada por el despiadado jefe clandestino
La venganza de la heredera genio oculta bajo la máscara
No me dejes, mi querida mentirosa
- Niño lindo, allí hay alguien esperándote.
Giro mi mirada y justo en una esquina se encontraba una despampanante chica con vestido rojo, sus piernas estaban perfectamente humectadas y cruzadas. Mi polla se remueve dentro de mis pantalones y una sonrisa aparece en mi rostro.
Y no es por presumir pero soy el chico más guapo de esta discoteca, mucha de las chicas y chicos se acercan a la barra solamente para verme y con suerte tener una noche caótica conmigo. Y no solamente eso, le hago ganar mucho dinero a mi jefe y me dan buenas propinas.
- Mi turno termina ahora mismo. - Le respondo a Fred, mientras que quitó el mandil para dejarlo en sus manos.
Arreglo mi cabello con las manos y salgo de detrás de la barra para acercarme como todo un galán hacia aquella chica cuya sonrisa se hizo más grande al verme, para mi mi no es difícil conseguir un polvo de una sola noche, incluso he llegado a ser nombrado como Narciso, aunque me gusta como me veo en los reflejos no me he llegado a enamorar de mi mismo. Pero tengo que admitir que soy un maldito bombón de chocolate y le gusto a muchas personas.
- Hola. - me siento al lado de la chica, lo suficientemente cerca para que se sintiera intimidada. - No te tu mirada durante toda la noche.
Sus mejillas se sonrojaron a pesar de las luces titilantes de la discoteca.
- Es que eres muy guapo. - Respondió ella con timidez.
- ¿Qué te parece si nos conocemos en otro lugar? - Extiendo mi brazo un poco para acariciar su labio inferior.
La chica suelta un jadeo y en sus ojos podía ver un destello de lujuria, ella me quería y yo me iba a entregar sin problema. La mujer asintió con su cabeza, la tome del brazo y la guie por un largo pasillo hasta llegar a la parte trasera de la discoteca, sin llegar a salir del lugar.
Era una especie de habitación, donde cualquiera del personal podía tomar un descanso.
Al momento de cerrar la puerta, ella se abalanzó sobre mí y comenzó a devorar mi boca, y por supuesto yo no me podía quedar atrás. Mis manos comenzaron a trabajar rápidamente quitando cada prenda de ropa de su cuerpo hasta dejarla completamente desnuda.
La senté sobre el sofá y me agaché, coloque sus piernas sobre mis hombros y mi lengua salió para pasarla por todos aquellos hermosos pliegues. La mujer gimió con fuerza al sentirme y una ligera sonrisa se dibujo en mi rostro, me gusta ver a las mujeres disfrutar de una buena comida de coño, he tenido que escuchar a muchas decir que sus novios, esposos y exes, no les daban buen sexo oral y tampoco un orgasmo.
Pero allí estaba yo para repara el daño de otros, la mujer extendió sus manos y las enredó en mi cabello empujándome un poco más adentro de ella.
- ¡Dios! - Exclamó ella mientras liberaba todo su orgasmo en mi boca, cada gota que salía de ella la lamia con avidez.
Me levanto del suelo mientras que limpio mi boca y sus alrededores con la manga de mi camisa, para luego dirigirme a mis pantalones y sacar un condón de uno de los bolsillos, para luego dejarlos caer al piso y dejar ver todo mi esplendor. La mujer rápidamente se puso de rodillas y metió toda mi longitud a su boca, cierro los ojos disfrutando de la sensación y lo caliente que se siente su boca.
Esta era una vida que no pretendía dejar nunca.
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