Sarah
Quedé atónita ante la escena que se desarrollaba en la imponente sala de reuniones de Mitchell & Asociados. Era increíble, casi surrealista, enfrentar la dura realidad de nuestra inminente quiebra. ¿Cómo había sido posible? Un torbellino de angustia y desesperación se formaba en mi interior, pero luchaba por mantener una expresión impasible, una habilidad que había cultivado desde la infancia. Sin embargo, mi hermana gemela no compartía el mismo autocontrol.
Repitió la pregunta con vehemencia al abogado que había sido el representante de nuestro padre durante décadas. Su voz resonó en la sala, reflejando la incredulidad que nos dominaba, mientras su expresión se contorsionaba en una mezcla de ira y desesperación. La respuesta que recibimos, sin embargo, fue tan monótona como desoladora, resonando como un martillo implacable en nuestros corazones ya fracturados.
-Como mencioné hace apenas unos minutos, durante la lectura del testamento, su padre dejó deudas valoradas en millones de dólares, y sus activos serán liquidados para honrar esas obligaciones financieras.
La explosión que siguió fue monumental. Rachel perdió completamente el control de sus emociones, su voz rasgando el aire como un trueno ensordecedor.
-¡Eso es imposible! -gritó, su voz resonando en la sala, cargada de indignación e incredulidad-. ¡Éramos millonarios! Nuestra fortuna fue construida por generaciones. Mi padre jamás podría haber acumulado deudas tan colosales como las que están afirmando. ¿Cómo pudo simplemente dilapidar toda nuestra riqueza?
La expresión de incredulidad en el rostro de Rachel mostraba su profunda angustia ante la noticia devastadora. Tomé su mano, buscando transmitir algún consuelo en medio de la turbulencia emocional que nos envolvía. El abogado nos miró con una expresión seria y comprensiva antes de responder.
-Lamentablemente, su padre enfrentó una serie de desafíos financieros en los últimos años. Las deudas se fueron acumulando gradualmente, y es posible que no haya compartido plenamente esta situación con ustedes.
Rachel se enjugó de las lágrimas que corrían por su rostro e intentó recuperar la compostura.
-Pero ¿cómo pudo suceder esto sin que nos diéramos cuenta?
El abogado suspiró antes de responder con cautela.
-Su padre pudo haber tomado decisiones arriesgadas para intentar recuperar la estabilidad financiera de la empresa. Lamentablemente, esas decisiones no resultaron exitosas, y la deuda continuó creciendo.
Era difícil aceptar que nuestro padre, a quien siempre habíamos admirado, pudiera haber tomado decisiones tan desastrosas.
-¿Qué sucederá ahora? -pregunté al abogado, con la voz vacilante.
- En este momento, la empresa Mitchell & Asociados será liquidada para pagar las deudas existentes. Los activos se venderán y los valores obtenidos se utilizarán para saldar las deudas. Tras este proceso, quedará analizar su situación personal y evaluar las mejores opciones para seguir adelante.
La sensación de desamparo e incertidumbre se intensificó. A pesar de ser una persona que siempre evitaba llamar la atención sobre sí misma, esa información superó los límites de lo que podía soportar en silencio. Una ola de indignación y angustia creció dentro de mí.