Capítulo 1
Claudia veía a Bruce Black desde donde estaba, con su gracia natural y la seguridad total y absoluta, se notaba a millas que tenia una vida llena de lujos.
Estaba claro que el hombre corpulento con facciones varoniles cabello perfecto y ojos de color miel no sabía lo que era tener una vida de precariedad.
Bruce tenía un aura fuerte e imponente, y ella por ese motivo llevaba rato pensando en cómo acercarse a él, y es que necesitaba hacerlo después de todo, necesitaba hablar de negocios con él.
Cómo Claudia estaba ahí representando a su empresa, estaba decidida a conseguir como cliente a la empresa de Bruce Black.
Era la oportunidad de su vida y probablemente la única, ya que sería el mayor cliente, con eso aseguraría el contrato y con ello lo que tanto estaba esperando, su ascenso.
Ella se había tomado la molestia de investigarlo, claro estaba que necesitaba saber hasta el más mínimo detalle de él para poder hacer negocios, no iría a ciegas a la boca del lobo
Sabía todo de él, sus gustos caros y sofisticados, las preferencias y hasta había leído más artículos de prendas de él que de cualquier otra celebridad.
En las fotografías de los artículos siempre se reflejaba serio, imponente y dominante a cualquiera podría darle un infarto al verlo en persona, era realmente intimidante, pero no sé sentía intimidada por él, le daba igual si el hombre ganaba en una semana lo que ella ganaba en un año.
Ella estaba centrada en una cosa y era en presentarle a él una propuesta de trabajo que no iba a poder rechazar, estaba segura de eso.
Se repitió mentalmente que todo saldría bien, después de todo ella tenían seguridad en si misma.
Estaban a poca distancia y aún así se sentía su auto dominante y poderosa.
El hombre era realmente hermoso ¡Demonios! En persona era mucho más hermoso, se convenció a sí misma de que solo lo miraba porque quería conocer a su cliente antes de que él fuera a la sala de presentación donde todo estaba preparado esperandolo.
Era imposible no verlo embobada justo en el momento que ella quiso retirar la mirada de al estilo escaneo, él levantó la mirada y secruzó con la de ella.
¡Mierda! A ella por poco y le salta el corazón del pecho por el control cuando él posó su mirada sobre ella.
Se quedó helada, incapaz de moverse y, para mayor horror, se dio cuenta de que ese hombre no solo desprendía poder.
En serio tenía muchísimo atractivo, era tanto que sintió las piernas de gelatina y sus rodillas empezaron a flaquear.
El cuerpo le respondió de forma traicionera, se le agitó el estómago y el calor invadió el espacio entre sus piernas.
Él la contempló seriamente al que ella no aportaba la mirada. El momento fue intenso y quedó grabado en su memoria para siempre. Era incapaz de negarles a su cuerpo el placer de mirar a ese hombre tan… sexi. Y, justo cuando pensaba que moriría por un orgasmo visual, él sonrió.
Caray, es que todo lo que se había ideado de él en su cabeza cayó como fichas de dominó.
Justo cuando creyó que por ese momento en el cruce de mirada ocurría una conexión mística, una mujer se movió entre ellos y rompió el momento.
Claudia se dio la vuelta, para no verlos, Su respiración era un desastre , su interior era un desastre, trataba de enterder que mierdas fue eso.
—¡Rayos! —se susurró a sí misma molesta—. Que estúpida.
Ahora sí se sentía nerviosa.
Nerviosa por conocerlo.
nerviosa por qué si volvía a sonreírle, sabía que se derretiría en placer.
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Claudia miró hacia la puerta de la sala de conferencias. Ya que había conseguido calmar sus nervios, esperaba ahora a que Bruce apareciera.
Estaba más que convencida de que por muy hermoso, sexi y de aura dominante que tuviera no era motivo suficiente para ponerla nerviosa, no señor.
Pero cuando Bruce Black entró en la sala, a ella se le enterro una bola de plomo en el estómago.
se repetía una y otra vez «No seas estúpida, Esto son negocios».
Ella comenzó su presentación meticulosamente ensayada, tratando de borrar de su memoria esa hermosa sonrisa y esos ojos color miel.
—Buenas tardes, Señor Bruce — Él alzó la mirada hacia ella, y sonrio lentamente.