Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Novia del Señor Millonario
No me dejes, mi pareja
Extraño, cásate con mi mamá
El réquiem de un corazón roto
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
El dulce premio del caudillo
Diamante disfrazado: Ahora mírame brillar
Brincaba sobre la verga de Gaston mientras que el chupaba mis tetas, sudamos a la luz de las velas, mi melena estaba pegada en todo mi cuerpo y enterraba mis uñas en la gran espalda de mi fortachón.
— Si Bella, cabalga mi verga así de rico. — Gaston soltó un fuerte azote en mi culo y gemi. — Me estás volviendo malditamente loco.
Después de la muerte de Maurice, mi padre, tenía dos opciones, casarme, o ser la puta de por vida del gran Gaston un hombre fornido, poseedor de una cabellera azabache, un cuerpo tonificado y una altura que cualquier hombre del pueblo quisiera tener, y no solamente eso, es el más rico de todos. Y creerás que mi mejor opción era casarme, pero no era así.
Mi padre debía saldar una deuda pendiente con Gaston, y en búsqueda de soluciones, se adentro en el bosque y llegó al castillo oscuro, donde habita una temible bestia, eso es lo que dicen las malas lenguas, pero yo nunca lo he visto, sin embargo no podía casarme con alguien que no conocía. Sin embargo mi padre le prometio llevarme con él, y aquella promesa la rompió.
A la semana siguiente, mi padre fue hayado muerto en la plaza del pueblo, dicen los pobladores que fue lo más feo que pudieron presenciar en sus vidas, yo nunca lo pude ver y simplemente sepulte sus cenizas.
Ahora tengo debajo de mi y disfrutando de una buena follada al hombre más codiciado por todas.
Refregaba mi coño sobre su abdomen bajo buscando con frenesí mi maldito y preciado orgasmo, Gaston se recostó sobre la cama viendo todo el espectáculo que le estaba dando, llevo mis manos a los senos y comienzo a jugar con ellos.
— Si pudieras verte con mis ojos te amarías. — Dijo Gaston.
— Me encanta tu verga. — Me inclino hacia delante para plantarle un beso sobre los labios. Gaston aprovechó aquella ventaja y comenzó a moverse con fuerza y rapidez. — ¡Dios, Gastón! — Gemí.
Mis piernas comenzaron a temblar y chille ante la incesante sensación del orgasmo venidero.
— Gime mi nombre puta. — Azotó mi culo. — Deja que todos en el pueblo te escuchen, y sientan envidia de ti.
— ¡Gaston! — Gemi con fuerza.
— Eso es música para mi oídos.
Sus movimientos se hicieron más bruscos y salvajes. Me encantaba ser dominada y ser llevaba hasta el borde de mi perdición, sin embargo justamente cuando estoy a punto de correrme, siento como el semen caliente de Gaston se esparce dentro de mí llenándome por completo, pero dejándome con las ganas de seguir follando hasta que me corriera, sin embargo fui lanzada de su regazo a otro lado de la cama.
Mi respiración era errática, quite todo el cabello de mi rostro dejándome pasar un poco de aire, llevó las manos a mi coño y de inmediato siento como el semen sale de mi coño.
— Ya te puede largar de aquí. — Gaston tiró sobre mi pecho unos cuantos peniques. — No tengo toda la noche para esperar, ya quiero dormir, así que lárgate de mi casa.