Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Destinada a mi gran cuñado
Novia del Señor Millonario
No me dejes, mi pareja
Regreso de la heredera mafiosa: Es más de lo que crees
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
Punto de vista de Ava:
"¡Ava, huye de aquí! ¡Ve con tu madre! ¡Las matarán a ambas!".
Mi padre me gritó, sus ojos llenos de miedo mientras miraba hacia el otro lado del bosque.
"¡No... no!", balbuceé entre sollozos. Desde mi posición, pude verlo tendido en el suelo.
"Hija mía, cuida bien de tu madre", dijo, esforzándose por incorporarse. Sus piernas estaban todas manchadas de sangre.
"¡Ángela, huye con Ava! ¡No pierdas tiempo!", le dijo a mi madre, quien, arrodillada frente a él, lloraba desconsoladamente.
"¿Cómo puedo dejarte en este estado, Héctor?", gritó ella en un tono angustiado.
De repente, todos escuchamos unos crujidos.
Estábamos en medio de una guerra, y cada lobo luchaba contra otro.
"¡Váyanse! Estoy demasiado herido, así que no puedo transformarme para protegerlas. Al menos puedes salvar a nuestra hija", repitió mi padre.
Cuando mi madre vio que una manada de lobos se acercaba, se puso de pie, me cargó en sus brazos y echó a correr en dirección opuesta.
Mientras corría, susurró en mi oído con voz entrecortada: "No mires atrás".
Abracé su cuello con fuerza.
Dejándome llevar por la curiosidad, me atreví a echar un vistazo hacia la dirección donde se quedó mi padre.
Fue entonces cuando vi cómo dos se abalanzaban sobre él para matarlo.
Mis ojos se abrieron de par en par, pero la conmoción fue tan intensa que los cerré de inmediato y grité: "¡Papá!".
Cuando abrí los ojos de nuevo, me di cuenta de que estaba en mi dormitorio.
"Otra pesadilla…", murmuré mientras tocaba mi frente con una mano.
Me senté y respiré hondo; todo mi cuerpo estaba empapado en sudor.
En realidad, no fue una pesadilla; reviví unos de los recuerdos de mi pasado que jamás podría olvidar.
Mi padre murió en una guerra cuando yo tenía solo cinco años; era un guerrero de la manada, pero le atacaron las piernas antes de que pudiera transformarse, dejándolo indefenso.
Mi madre tuvo que huir conmigo y buscar refugio en otra manada.
El Alfa y Luna de la nueva manada tuvieron la amabilidad de dejarnos vivir con ellos; desde entonces, nos integramos a la Manada Sombra Mística.
"¡Ava, vas a llegar tarde!".
Escuché la voz de mi madre gritando desde abajo.
"Sí, ya voy", respondí en voz alta para que pudiera oírme.
Fui rápidamente al baño, me duché y luego me preparé para ir a mi universidad.
Estaba cursando mi primer año, así que no quería causar una mala impresión en el profesor por llegar tarde.
Me miré rápidamente en el espejo; en ese momento llevaba un vestido largo y holgado de color blanco.
Recogí mi cabello en una coleta baja; mis grandes gafas se deslizaron por mi nariz, así que las levanté hasta los ojos.
Yo no tenía problemas de vista, pero prefería usar gafas grandes para ocultar mis emociones y mi rostro detrás de ellas; aunque sus cristales eran transparentes, sentía que me ayudaban a disfrazar mis sentimientos.
Como no quería llamar la atención, tampoco me maquillaba; por la misma razón, optaba por vestir ropa sencilla, larga y holgada.
La gente me catalogaba como una "nerd" por mi apariencia y por mis notas altas.
Con el tiempo comencé a pensar que tenían razón al llamarme así, por lo que decidí tomarlo como un cumplido; desafortunadamente, esa etiqueta también me obligó a lidiar con algo de acoso escolar cuando estaba en la escuela secundaria.
Bajé las escaleras y saludé a mi madre con un abrazo; luego desayunamos juntas.
Ella era lo único que tenía en mi vida; quería estudiar duro y desarrollar una carrera exitosa para poder darle una vida feliz.
"Ava".
Me volví hacia mi madre cuando la escuché llamándome.
"Dime".
"Cumplirás dieciocho años la semana que viene, lo que significa que pronto encontrarás a tu pareja. Antes de que eso suceda, no quiero que te involucres con nadie más. Ya sabes cómo ingresamos a esta manada. Eres una Omega y en nuestra familia no tenemos un miembro masculino que pueda protegerte".
Miré fijamente el rostro preocupado de mi madre; ella estaba preocupada por mi seguridad porque esta manada estaba repleta de Alfas.
"No te preocupes. Tienes mi palabra de que no me involucraré con nadie ni causaré problemas. Te lo prometo. Siempre evito llamar la atención".
"Hija mía, anhelo el día en que finalmente encuentres a tu pareja. Cuando él te acepte, podré morir en paz".
Me levanté rápidamente y la abracé. "Mamá, por favor, no digas eso".
Ella nunca se volvió a casar y dedicó toda su vida a mí.
Realmente no soportaba verla sufrir.
Después de tranquilizarla, salí de casa; fui a la parada del autobús y subí al primero que pasó.
Veinte minutos después, llegué a la universidad.
Había un letrero en la entrada, el cual tenía el nombre de la institución escrito en letras cursivas y en negrita: "Universidad Sombra Mística".