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Ayer fue solo un accidente. No sabe de quien fue la culpa, pero sabía muy bien en su corazón que si no hubiera llegado a tiempo Lucian habría dañado su imagen, para la elección del senado. Ayer, no pensó en las consecuencias que habría que enfrentar hoy, pero su corazón no quería que tuviera problemas y la obligaba hacer cosas sin sentido.
No podía verlo, tener una relación con otras mujeres, y mucho menos verlo perder lo que había conseguido.
El de repente, agarró la mano de Catherine con fuerza, tan apretada que podría aplastarle los huesos de la mano.
−Catherine. Tengo mucha curiosidad acerca de cómo vino la sangre en la cama. Si fue tu primera vez anoche, ¿Cuál fue la mancha de sangre, que apareció en mi cama hace tres años? ¿Tinta roja?
Un rastro de vergüenza cruzó por el rostro de Catherine, hace tres años, se acababa de graduar de la universidad. Incluso si estaba un poco mimada debido a su origen familiar, ¿Cómo podría justificar sus acciones?
Estaba avergonzada y enojada, se mordió el labio al punto de casi hacerlo sangrar, sus ojos estaban a punto de llenarse de lagrimas y sin pretensions.
−Lo creas o no, realmente no te drogué anoche.
− ¿No me drogaste? − Lucian apretó la palma de su mano, comenzó a aumentar la presion, mirando la terquedad en su rostro, de repente sonrió. − Catherine, deberías estar agradecida de que no tengo el hábito de golpear a las mujeres.
Solto su mano con asco, no estaba acostumbrado a estar cerca de ella, y ni siquiera la miro cuando paso a su lado para ir al baño. Odiaba el olor de Catherine en su cuerpo, y se sentía enfermo de solo pensar en tocarla.
Esa mirada repugnante desapareció con la puerta cerrada, Catherine ahogó un sollozo. Ella de repente se sintió cansada, muy cansada.
−He amado a alguien durante tres años. Pero todo lo que he obtenido es dolor.
Durante este tiempo, ella nunca derramó una lágrima frente a él, solo pensando en su frase.
" Las chicas no son hermosas cuando lloran, son hermosas solo si ríen."
No importa lo doloroso y triste que sea, sus lágrimas solo fluyeron hacia su corazón. Una reina no llora. Los recuerdos de su noche de bodas, llegaron de repente, esa noche el siguió bebiendo con sus amigos. Cuando regreso a la nueva casa, estaba demasiado borracho.
Ella lo cuidó devotamente toda la noche, esperó a que se despertara al día siguiente, lo primero que vio, era una inexistente preocupación por su esposa, que no había dormido en toda la noche, en cambio agarraro su brazo y le pregunto con una mirada sombría.
−¿Te toque anoche? – Dime, exigio – ¿Tuve sexo contigo?
−No, no. Llegaste borracho. − Ella pensó que él sería amable con ella cuando se casara, pero estaba equivocada.
−Está bien − la soltó, con una expresión indiferente.
−Catherine. No quiero cometer el mismo error dos veces.
Se acostó a su lado durante incontables noches, pero nunca la tocó. Siempre la miraba a los ojos con desprecio. Después de un tiempo pensó que si la odia, al menos es una emoción, pero él la trata como a una extraña. Un extraño que no le importa.
¿Y ahora ? ¿Puede seguir soportando?
Catherine no estaba segura, estaba cansada de vivir este falso matrimonio.
Medio acostada en la cama, apenas podía respirar. Mirando la puerta del baño cerrada, escuchando el sonido del agua proveniente del interior. Pensó.
"Lucian Landong. Que cruel eres"
Los pensamientos fueron interrumpidos, cuando la puerta se abrió. Lucian, que ya se había bañado, salió con una toalla de baño alrededor de la cintura.
Al ver a Catherine sentada en la cama, con una expresión de dolor en el rostro, fingió no verla, recogió su ropa en el suelo y se la puso, rápidamente se vistió. De pie junto a la cama, le dio una mirada amenzante a Catherine.
−No lo intentes una próxima vez. O de lo contrario ...
−No habrá una próxima vez. − Catherine de repente volvió a sus sentidos, sus ojos fríos lo miraron levemente, y de repente quiso reírse de la amenaza en el rostro de Lucian, pero no pudo.
Ignoró la desnudez de su cuerpo. Ella levantó la cabeza con orgullo, y encontró con los ojos de Lucian con valentía.