Estoy tratando de refrescar la mente, necesito tranquilizarme y dejar de recordar todo lo que había vivido, quisiera borrar de mi mente todas las cosas malas.
Pero es imposible, toda y cada una de las cosas que me han sucedido las llevo talladas en el alma, habían pasado dos largos años desde que él había desaparecido de mi vida, aun me encontraba sumida en un mar de estiércol, vivía una rutina diaria, salía por las mañanas a trabajar porque necesitaba pagar la renta, pero hace bastante tiempo que mi corazón y mi alma, habían abandonado esta saco de carne con piernas en lo que me había convertido, llevaba marcadas en mi piel cada una de sus malditas caricias, cada beso, pero sobre todo sus palabras retumbaban en mi mente noche tras noche, cada vez que llegaba del trabajo pasaba primero a comprar dos botellas, el vodka y yo éramos muy buenas amigas, había empezado a fumar y a cortarme no muy profundo, solo lo hacía para poder sentir, así fuese una pizca de dolor y recordar que seguía viva, pero hoy era diferente tenía un ataque de ansiedad; desde que escuche dar en las noticias en aviso oficial del matrimonio del magnate Amílcar Ferrer con su amada novia con quien mantenía putos diez años de noviazgo.
Preparo la bañera y me meto en ella es justo cuando mi mente viajó a mis primeros años aquí
Estoy en mi cuarto terminando de arreglarme, me miro en el espejo y no puedo creer que lograra llegar tan lejos, Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que recibí una cachetada por el simple hecho de querer estudiar en la universidad, según mi madre, una persona como yo, jamás llegaría lejos, porque era una incompetente, ineficiente y para de contar, pero ya esa etapa la había superado había decidido dejarlos atrás y empezar mi nueva vida, ellos murieron para mí el mismo día que pude salir de mi país, pero como todos los días no son de santa Lucia, tuve un mal día en el trabajo, me dieron la oportunidad de trabajar en una de las mejores cafeterías de New york, Bi, ya eran las diez de la noche mi turno había terminado, estaba agotada, quería ir y lanzarme en mi cama y dormir unas 500 horas, gracias a Dios mañana era domingo.
Salgo a la calle a buscar un taxi por suerte consigo uno disponible, le doy mi dirección y emprendemos camino, estoy cansada, este trabajo no es fácil, pero no tenía opción era mucho mejor mi vida ahora que la que tenía junto a mi familia, si es que podía llamarse así porque en realidad eso era un infierno , mi padre era un hombre despiadado y flojo, mi madre era una mujer estudiada pero había caído en depresión por la muerte de mi adorada abuela, ella era la única que me quería, la vida es muy injusta con las personas buenas.
Había pasado gran parte de mi vida luchando y tratando de sobrevivir y hoy no era la excepción. Desde que logre emigrar a los Estados Unidos, no la había tenido fácil, pero así era yo Rose Dewit una mujer de 23 años, guerrera, decidida, no me dejaba vencer aunque a veces sintiera que el mundo se me cayera encima.
El taxista me avisa que hemos llegado, le pago y me bajo, entrando al lobby del edificio saludo al portero
—Buenas noches señor Andrés, ¿todo bien por aquí?