Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Novia del Señor Millonario
No me dejes, mi pareja
Destinada a mi gran cuñado
Regreso de la heredera mafiosa: Es más de lo que crees
Diamante disfrazado: Ahora mírame brillar
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
Extraño, cásate con mi mamá
Presente
Miami
Lourdes
¡Mi vida! O lo que creía que era mi vida, era normal como la de cualquier chica de mi edad, terminé el colegio con honores, luego me pague mis estudios universitarios trabajando en una cafetería, donde tenía que soportar las miradas de varios imbéciles, incluso muchas veces me vi obligada a contener los celos desmedidos del que era mi novio, Ben Cohan, buenmozo, cabello rubio, alto de 1.85 cm, ojos azules, piel blanca, el chico ideal para cualquier mujer, pero, siempre hay un pero, me enfermaba esa forma posesiva de ser conmigo, hasta controladora de él, incluso mi hermano Alejandro vivía aconsejándome en terminar esa relación.
Aunque escapé de esa relación tóxica cuando decidí aceptar la propuesta de mi hermano, mudarme a su departamento en Miami con él, pero más que todo lo hice para confirmar mis sospechas, porque yo todo el tiempo sentía que algo faltaba en mi vida, desde la relación con el hombre que yo conocía como mi padre, hasta los cuidados excesivos de mi madre para no abandonar el nido, todo el tiempo vivía pendiente de mí, llegándome a cuestionar ¿A quién me parecía? Tanto físicamente como mi carácter, ya que mi papá Guillermo Montes, es un hombre dulce, apacible, con ojos marrones, no tengo ningún rasgo físico ni de él, ni de mi madre, tengo cabello castaño claro, ojos color miel, hermosa, de 1.70 cm de altura, entonces no había forma de tapar lo evidente, además para mí mal descubrí por accidente unas fotos de un hombre muy parecido a mí, claro que en ese momento pensé que tendría la paz que necesitaba para sentirme completa, para salir de un mundo lleno de incertidumbre, pues la única forma que oculté mi dolor todo este tiempo fue tras las pistas de carreras, soy una mujer que ama la velocidad y cada vez que presiono el acelerador de un auto siento como la adrenalina libera todas las tensiones de mi cuerpo, mucho más cuando enfrento todas esas curvas que muchos consideran peligrosas, en cambio yo disfruto estar al volante, son mi pasión las pistas.
Claro que de una forma extraña me acerqué a mi padre biológico, porque fue tras una entrevista de trabajo donde él buscaba una asistente personal, aunque ese día no paraba de hablar de mis logros, de mis estudios tratando de ocultar mis nervios, pero para mí mal todo estaba peor que antes, porque la novia de mi hermano Alejandro resulté ser hija de mi padre, ¡Sí! Todo se complicó mucho más, en resumidas cuentas mi vida apacible se convirtió en una novela trágica, sin embargo, cada vez un nuevo obstáculo aparecía en mi vida, Andrés Davalos, mi padre, inventó una excusa para sacarme de las oficinas de la empresas, a tal punto de asegurarme que mi vida está en peligro por un problema de mi hermano, no me quedo otra que seguir sus órdenes, y ahora estoy ayudando a Bruno, su hijo, mi medio hermano, en la dirección de los hoteles, incluso estoy hospedada en una de las suites teniendo que soportar al guardaespaldas que me impusieron, pero yo necesito desahogar toda esta tensión que siento, porque estoy apunto de desfallecer de un colapso nervioso por tanta información, claro que todos piensan que me engañan, que ignoro la verdad de mis raíces, así agarro mi bolso con mi uniforme de piloto y cuando creo que me escapo de Bruno su voz me detiene.
–Lulu es impresión mía o ¿Te estás escabullendo? –repite obligándome a girar mientras resoplo.
–Bruno si esa es la palabra, si me estoy escabullendo del guardaespaldas, el tipo solo le falta entrar al baño conmigo, además yo no estoy acostumbrada a sentirme controlada, necesito salir de estas cuatro paredes o voy a enloquecer– confieso esperando que me entienda.
–Te propongo algo, te acompaño y no acepto un no, incluso puedo ordenarle a Douglas que se quede a una distancia prudente de nosotros, es lo mejor que puedo hacer, ¿Aceptas?
–Bruno si insistes en acompañarme no me queda otra, pero tendrás que hacer todo lo que yo haga, ¿De acuerdo? –replico dejándolo pensativo.
–Está bien, no creo que sea peligroso, ¿Verdad? –accede un tanto preocupado solo ganándose que suelte una mueca.
Esperemos que no salga corriendo cuando nos subamos al auto, porque quiero ver la cara de Bruno por creer que soy una mujer indefensa, hasta pienso que no soportará tanta velocidad, pero él acepto hacer lo que yo diga.
Dos días antes
Gonzalo
Muchos dicen que soy la oveja negra de la familia, pues yo creo que he tenido que luchar contra la corriente, porque desde muy joven no solo perdí a mis padres, tuve que sobrellevar todos los retos de ser un Davalos, no voy a negar que mi apellido me ha abierto muchas puertas, pero no todo es bueno, ya que todo el tiempo tengo que lidiar con los imbéciles de la prensa que buscan embarrar mi imagen, también con un par de mujeres despechadas queriendo mucho más que una aventura, lo que me vive trayendo problemas con mis tíos.
En fin, hoy decidí venir un rato a la empresa para revisar unos reportes que necesitaba para realizar los nuevos pedidos a los proveedores, aunque no tengo todo lo que requiero obligándome a salir de mi oficina, para buscar a Ana, la asistente de Teresa, mi prima, pero cuando estoy por los pasillos me quedo paralizado al ver a lo lejos un rostro nuevo, una chica muy hermosa, de unos 22 años de edad, cabello castaño claro, ojos color miel, de 1.70 cm de altura, que me deja deslumbrado, no solo por su belleza, sino más bien por sus rasgos físicos, porque es muy parecida a uno de los miembros de mi familia, hasta que soy arrancado de mi burbuja por la voz de Ana.
–Hola Gonzalo, me dijeron que andabas buscándome, ¿Qué quieres?
–Hola Ana, que agresividad, deberías tratarme mejor, porque recuerda que soy uno de los dueños de los hoteles y tú eres solo una simple empleada, por más que Teresa sea tu amiga.
–En verdad no tengo idea como pueden tener la misma sangre, porque tú eres un imbécil, pero como dicen siempre hay uno en cada familia.
–¡Auch! Eso dolió así venga de ti, incluso creo que me tratas de esa forma porque te mueres por mí, pero tendrás que conformarte con deleitar tus ojos con mi presencia, ya que no me interesa mezclarme con una simple empleada, aunque no voy a negar que eres hermosa….
–¡Arrogante! ¡Presumido!, estás muy equivocado si crees que me interesas, ahora deja de hacerme perder el tiempo, dime, ¿Qué quieres?
–En primer lugar, necesito los reportes del área de Teresa, en segundo lugar, sácame de una duda, ¿Quién es la chica nueva?