Arcontes
o, hay tiranía. Cuando el gobiern
as Jeff
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Los Grandes Iniciad
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trepierna del joven publicista y le tapa una prominente erección que eleva sus pantalones unos centímetros hacia arriba. Ella sonríe coqueta, y lentamente empieza a quitarse la mini falda negra que esconde su bajo vientre. Alister traja su propia saliva como si fuera el néctar de la juventud eterna. Esto que está viviendo ahora mismo, no era más que un anhelo celoso, o un sue?o imposible unos meses atrás. Cuando pasaba sus días imprimiendo y enviando su currículo a diestra y siniestra, de norte a sur, de oriente a occidente, sin obtener más que re
r sabía que eso no era cierto, pues el día en el que se conocieron, ella lo miro como si él fuera un "carga cables" más que trabajaba para la pro
mujer, mientras le quitaba los espejuelos que
Preguntó él con un
teligente... y eso,
ando una inusitada pericia, propia de un hombre inundado por la testosterona. Luego, sin perder tiempo, el joven publicista le quita esa peque?a tira de tela que cubre su vagina, y se lo coloca como un sombrero
asmitiendo – Musitó
maestra, su opera prima, el fruto de su intelecto, su primer comercial de televisión, su primer trabaj
r. Parq
les frondosos. La luz del sol se filtra por las ramas de los árboles. Una suave
lgunas gotas caen sobre su blusa color azul claro.
mujer se
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a regular cuantas exhalaciones hago yo en un día, (Sonríe a la c
en
s recomendadas para no conta
en
na hacia la cámara hasta
ierte a las autoridades sanitarias sobre mi falta. Y ellas me recomiendan con sapiencia y cortesía lo que debo hacer para rebajar mis e
leyenda: MOLOCH: es por tu planet
to bl
ecis
d dependía en ese momento de su ejercicio verbal. Así que, allí arriba sobre el estrado de las naciones unidas, Loraine sufrió una epifanía. Pudo ver el futuro justo en frente de sus ojos, pudo ver la oscuridad que s
la presidente de tan solo 37 a?os. Algunos de ellos se mojaron sus labios, otros se tocaron su entrepierna. Ella notó cada reacción del público ante su bello y bien perfilado pecho, pero, en lug
e sus dientes blancos, cada vez que ella pronunciaba la palabra; "Impuesto". Estaba tan segura de lo que decía que casi no tuvo que leer el telepronter, pues cada
piración. Dos o tres veces fue interrumpida, pues las muestras de afecto eran tan grandes, que era casi imposible seguir. Los aplausos era
de todos, desde las fiestas infantiles hasta los acalorados debates universitarios que tuvo en Yale.
ide humana por muchos a?os; manipulando eventos, causando guerras y haciendo vomitar de miedo a cualquier rey, emperador o presidente que osara enfrentar
o me dirijo a ustedes como presidenta, o como norteamericana – Dijo – Hoy me dirijo a ustedes, como ser humano, como una mujer preocupada por nuestro medio ambiente, por nuestra madre naturaleza. –Hiso una pausa dramática, para mirar a los ojos a todos - ?Humanos! – Gritó salpicando unas gotas de s
ar la responsabilidad de nuestros actos, y actuar confor
edad a este punto sin retorno y al borde de la locura existencial. Y acercó así, a la elite a su más anhelado sue?o; (Otr
Una pausa dramática, digna de una obra de Shakespeare. Luego del silencio, abrió sus ojos, e ilumino cada rincón del recinto, se escuchó, en el imaginario colectivo de los allí presentes; un redoble de tambores, todos suspiraron exaltados esperando su siguiente frase, palabra o letra. Al cabo de dos segundos... Ella habló, como si fuera Gilgamesh sobre las