Antes de empezar debo informar que este libro pertenece a una Saga, pero no necesitas leer un libro para entender otro, son libros independientes, fáciles de comprender; sin embargo, te dejo el orden:
Un café para el Duque: Historia de los padres del protagonista de Una esposa de mentira. Lo puedes leer aquí en esta plataforma.
Hoy te vuelvo a enamorar: Historia de tío del protagonistas de Una esposa de mentira. Solo disponible en Buen0vela
De nuevo a tu lado: Solo disponible en Buen0vela. Historia de las hermanas gemelas del protagonista de Una esposa de mentira.
Una esposa de mentira.
Reitero no necesitas leer los anteriores para entender este.
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“¡El tumor es maligno, te queda poco tiempo de vida, si te operas hay esperanzas!”
Aquella frase retumbó con violencia en los oídos de Paula, e hizo eco en su corazón.
«¿Con quién voy a dejar a Cristhopher?»
Fue lo primero que pensó, la garganta se le secó y la piel se le estremeció, no podía dejar a su pequeño hijo solo.
—¿Y cuánto costaría la operación? —indagó con voz trémula y los ojos vidriosos.
—Treinta y cinco millones de pesos —dijo el especialista.
Paula palideció por completo, se sostuvo de una silla, jamás en su vida había escuchado esa exorbitante cantidad. Ella no tenía un trabajo estable, había días que vendía en las esquinas de Manizales, lo que podía, en otras ocasiones ayudaba de mesera en restaurantes, limpiaba edificios, casas, pero no conseguía un empleo que le pudiera ayudar a sobrellevar su enfermedad, no tenía un título universitario, y por mala suerte no alcanzó a terminar el colegio, y lo que más le angustiaba era su hijo, el pequeño apenas tenía cinco años.
—¿Cuánto tiempo me queda? —cuestionó resignada a su triste desenlace.
—No te lo sabría decir a ciencia cierta, pueden ser tres meses, más o quizás menos —indicó acomodándose los lentes—, debes someterte a las sesiones de quimioterapia, y por cierto debes la cuenta de cuando te internaron, y de todos los análisis efectuados —indicó el médico.
Paula deglutió la saliva con dificultad, presionó los párpados, se sentía derrotada, debía una cuantiosa suma de dinero en el hospital producto de los análisis que le realizaron, sumado al costo de la operación, además debía recibir quimioterapias, percibía que ya no podía más, trabajaba de día y de noche con tal de que no le faltara nada a su hijo, él era lo único que tenía en su existencia.
—Veré la forma de conseguir el dinero —susurró con voz débil, en su interior sabía que era una tarea imposible, necesitaba un milagro, y ya no creía en ellos.
Entonces, salió del hospital, caminaba por las calles de la ciudad con los hombros caídos, y el rostro humedecido, cansada tomó asiento en una banca de cemento de un parque.
—¿Qué voy a hacer? —susurraba en voz baja abrazada así misma, intentaba contener las lágrimas, pero le era imposible, no podía creer que le quedaba poco tiempo de vida. —¿Con quién voy a dejar a Cristopher? —se preguntó desolada—. Es tan pequeño aún —sollozó, y sintió una punzada en el pecho, un ardor que le carcomía las entrañas.
Ahí se quedó durante unas dos horas, llorando por su desdicha, entonces se dirigió a retirar a su hijo de la escuela.
—¡Hola mami! —exclamó el pequeño de vivaces ojos azules, y rubio cabello.
—Hola cariño, ¿cómo te portaste hoy? —indagó ella y se inclinó a la misma altura de él.
—Bien, solo que no pude jugar futbol con mis compañeros, me aprietan los zapatos. —Se quejó.