Amando a mi mejor amigo

10 años atrás

Estaba feliz porque hoy era el cumpleaños de mi mejor amigo y como todos los años mi familia y la suya nos juntamos y comemos juntos, luego partimos el pastel.

Hoy James cumple 17 años y estoy emocionada por él. Mi mejor amigo me lleva un año. Recientemente cumplí los 16 ya estaba emocionada pero James me hizo muy feliz cuando me regaló un lindo vestido el cuál voy a usar este día.

Nunca había sentido la necesidad de vestirme perfecta para una comida familiar pero este día siento la necesidad de hacerlo. Así que me vestí lo más linda posible para la ocasión con el mundo vestido que me regaló mi mejor amigo y el collar que me dio cuando tenía doce.

Cuando estoy lista mamá sube y me avisa que no tardan en llegar y debo bajar a ayudar con los preparativos. Me doy una ojeada nuevamente en el espejo y estoy lista.

Cuando bajo ayudo a mamá a terminar de ordenar la mesa en el jardin mientras papá prepara la parrilla para la carne asada. Grito de emoción cuando escucho las voces de los padres de James y corro a alcanzarlos pero hago una mueca de extrañeza cuando solo veo a sus padres.

—¿Donde está James? —pregunto ni bien han entrado al jardín.

—Vendra en unos minutos querida. —hice una mueca de decepción al no verlo llegar. —No se perdería este día por nada no te preocupes —añadió Mercedes la mamá de James con una sonrisa y me tranquilice de inmediato.

Los padres de James y mis padres se saludaron y terminamos de organizar todo. Tenía su regalo listo para cuando llegara y sabía que le iba a encantar.

Había pasado media hora desde que llegaron los papás de James y el nada que aparecía. No sabía que era este sentimiento, si era rabia, decepción o tristeza porque siempre pasábamos nuestros cumpleaños juntos y al parecer en este me había dejado plantada.

Estaba sentada preguntándome que había hecho mal para que estuviera enojado y no quisiera pasar su día conmigo con la mirada fija en la mesa mientras nuestros padres hablaban cuando escuché el timbre de la puerta principal. —¡Llegaron! —exclamó feliz Mercedes levantándose de su asiento y me apresure a acercarme a la puerta del jardín. Apesar de la confusión por sus palabras no le preste mucha atención cuando lo escuché dirigirse hacia aquí.

Estaría molesta con el por hacerme esperar tanto para felicitarlo pero ahora solo queria verlo y sin perder el tiempo eso hice. Avance con prisa para alcanzarlo y tirarme en sus brazos como hacia siempre. Siempre me atrapaba feliz. Solo que esta vez cuando casi estaba sobre él me detuve en seco.

Él estaba hay.

Pero no estaba solo. Iba tomado de la mano de una chica que no conocía. Los mire y la mire a ella y luego a sus manos. Ella me sonrió. No me gustó. No me gustó la sensación de traición que sentí en ese momento sin saber por qué. No me gustó que llegará de la mano de una chica desconocida. Y no me gustó lo que dijo a continuación:

—Lena esta es mi novia. Jess.

Tampoco me gustó que me llamara por mi nombre cuando casi nunca lo hacía. Solía llamarme pecas o pequitas por las pecas de mis mejillas, y aunque siempre me molestó en este momento odié que no me llamara de esa manera. Y menos me gustó los celos que sentí por alguien a quien no conocía.

Ese día fue muy incómodo sentarme en la mesa y ver que todos estaban muy emocionados por la nueva desconocida. Me sentí excluida. Ella era hermosa y el la miraba de una manera que nunca me había visto a mí. Me dolió cuando dijo que era su mejor amiga. Su hermana.

Ese día decidí no darle el regalo que pensaba darle. Cuando me preguntó por su regalo le dije que era una sorpresa que le daría más tarde. Sentí la necesidad de cambiarlo y eso hice. El regalo era muy importante para mí pero luego de ver que tenía novia y que además no me había contado me arrepentí de mi elección.

Fue muy incomodo para mí. Actúe lo más normal que pude mientras estaban en casa. James dijo que no se quedaría porque saldría con su novia. Una más de nuestras tradiciones rotas. Después de que se fueron me fui a mi cuarto y me encerré en él.

Ese día lo supe. Amaba a mi mejor amigo. Pero él no sentía lo mismo. Solo me quería como su hermana. Y eso era lo peor del mundo.

10 años después

Acababa de volver al país después de cinco años en el extranjero. Me había ido a terminar de realizar mis estudios y por fin estoy de vuelta. Extrañaba a mi familia. Aunque hablábamos prácticamente todos los días no es lo mismo por una pantalla que abrazarlos en persona. Echaba de menos mi país y también echaba de menos a James. Mi mejor amigo.

Había enviado un mensaje preguntandome si ya había llegado y que tal el vuelo. También había enviado a un chófer a por mí para que me recogiera y dejara en casa de los papás.

Habia sonreído como una boba cuando vi su mensaje y que se preocupaba por mí. No habíamos perdido el contacto aunque no habláramos mucho últimamente. Estos años que pasé lejos me hicieron recapacitar sobre nosotros. Nuestra relación y lo que sentía por él. Apesar de que me di cuenta de esos sentimientos cuando tenía dieciséis años no habían pasado con los años. Por eso estoy decidida a decirle todo. A contarle que estoy enamorada de él y que no solo lo veo como un hermano.

Nos conocemos bastante y deberíamos darnos una oportunidad ya que ninguno de nosotros todavía a encontrado el amor.

Cuando iba en el auto de camino a casa recibí un mensaje de él:

Nos vemos esta noche en tu restaurante favorito. Tenemos muchas cosas de que hablar. —sonreí.

Le respondí de inmediato —Estoy ansiosa. Estaré esperando.