Login to ManoBook
icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
Reconociendo a la hija del CEO

Reconociendo a la hija del CEO

Kattleen Collazos

4.9
calificaciones
3.6K
Vistas
6
Capítulo

Jason White llegó a creer que lo tenía todo. Dinero, poder y una mujer a la que creía amar, Lily. Pensó que darle todo haría que se quedará a su lado para siempre. Sin embargo, el engaño y la infidelidad de Lily hace que se olvide de la idea de llevar una vida junto a ella y, sobre todo, negarse a volver a amar o eso pensaba hasta que conoció a Zoe, una joven madre soltera. Lo que no se esperaba era destruir aquello que más amaba, su familia. Las palabras lastiman, pero las promesas te pueden destruir. Esta historia será narrada desde la perspectiva de Jason, siendo la segunda parte de la bilogía de la hija del CEO.

Capítulo 1 Prefacio

Algo de lo que es inevitable escapar cuando te rodeas de familias adineradas y una vida lujosa son las mentiras, los engaños y las traiciones, o al menos eso es de lo que yo no he podido escapar.

Yo era un sujeto agradable, amable, gentil y amoroso, pero todo eso se acabó cuando descubrí a la mujer que creí amar, siéndome infiel todo por la riqueza. Lily, era mi novia y llevábamos más de un año de relación. Le daba todo lo que ella me pedía, me tenía a sus pies y yo la tenía en un maldito pedestal, pero ella arruinó todo por irse tras un hombre que no podía darle más de lo que yo estaba dispuesto a ofrecerle si se quedaba a mi lado, pero se ha ido y por más que la buscaba, supo esconderse muy bien.

El tiempo siguió pasando y yo no he dejado de buscar a Lily hasta que sucedió algo que no esperaba.

Había salido a beber con algunos amigos, pero de repente tuve el deseo de querer irme al oír lo que dicen.

—Jason, lo mejor que te pudo pasar es que Lily se fuera, esa perra no merecía estar a tu lado.

Preferí quedarme en silencio y oír todo lo que dicen.

—Es verdad, tienes poder y serás más poderoso cuando heredes todo. Sigues siendo joven y eres muy atractivo para las mujeres, puesto a que no te faltan. Cualquier mujer estaría dispuesta a hacer lo que fuera por tener tu atención, nada más fíjate en como esas mujeres te devoran con la mirada.

Uno por uno comienzan a decir cosas, pero lo que más me molesta es que mencionarán a Lily. Ninguno sabía que ella llevaba un bebé en su vientre, los únicos que lo sabíamos eran mi abuelo y yo, nadie más. Decidimos no revelar el secreto hasta confirmar que ese bebé era mío y que no era un falso testimonio de esa mujer.

Ya no tenía interés alguno de permanecer con ellos, así que me puse de pie y me voy sin decir una sola palabra para justificar mi comportamiento. Subí al auto y conduje hasta uno de los restaurantes que me gustaba, uno al cual podía ir sin ser molestado y fue entonces que la vi. La facilidad que tenía para llevársela bien con los clientes era interesante, sobre todo, su optimismo. Llevaba visitando este restaurante desde hace meses y no la había visto nunca, supuse que era nueva en esto. Dejo de mirarla y me concentro en mi teléfono y la comida. Cuando me iba a ir no pude evitar mirarla una vez más. El uniforme que tenía la hacía verse acuerpada, su estatura era promedio, pero a mi lado se miraría de estatura baja. No es tan hermosa como las mujeres con las que he salido. No era tan hermosa como Lily, pero... A mí me pareció más hermosa que esas mujeres.

Días después, nos encontrábamos de nuevo cuando Madame, la mujer que ha cuidado de mí cuando mi abuelo no podía por trabajo, se queja sobre alguien intimidándola. Habíamos asistido a la clínica para saber sobre el estado de mi abuelo y de paso hablar sobre la herencia.

—Se lo juro joven Jason, esa muchacha insolente se atrevió a intimidarme y por poco se atreve a pegarme.

Ya estaba furioso con saber que debía casarme y procrear un hijo para poder tener la herencia en mis manos y, ahora, debía solucionar el problema de Madame.

—Llévame con esa persona, mi humor no es tan bueno como cree.

—Sí, joven Jason.

La sigo sin importarme con quién chocaba, no me disculpaba y seguía mi camino. Me he dejado llevar por mi lado más oscuro y cuándo he reaccionado me doy cuenta de que era la mujer que había llamado mi atención en el restaurante.

Al llegar a casa no hice más que sentirme un completo imbécil por haberla embarrado de esa manera y todo por culpa de la herencia y de la insistencia de Madame. Le tenía cariño por los años que me ha cuidado, pero no eran tan profundos como para cometer una locura por ella y menos después de saber que podía estar implicada en las mentiras de Lily.

Jamás esperé que Zoe se convertiría en mi esposa, aunque fuera por medio de un contrato. Uno en el que ella tendría comodidad para toda su vida y uno al que a mí me haría sentir como si viviera en el infierno y en el cielo. Todo iba estupendo, descubrí que Mía era mi hija y la de Lily, pero ha sido Zoe quien se ha ganado el derecho de ser su madre. Al principio de nuestra relación fue algo que podría catalogarse como tóxica, pero con el tiempo ha ido cambiando y nos unimos de una manera que no creíamos posible. Tuvimos más hijas, hasta el momento no hemos tenido la oportunidad de tener un hijo, pero si tres hermosas niñas. Cambié mi vida por ellas. Dejé de ir a fiestas, de beber y de salir con cualquier mujer para programar salidas al parque, viajes y cenas familiares. Amaba mi familia, pero los celos te pueden cegar de tal manera que te hace olvidar todo lo bello que construiste junto a la persona que más amas.

—¿Por qué hiciste esto? ¿Por qué nos hiciste esto, Jason?

—Zoe...

—Quiero que te vayas, por favor, solo... Vete.

—Zoe, déjame explicarte.

—Vete, no quiero verte.

—Zoe...

—Tus promesas... Las promesas que me hiciste... Tus promesas nos destruye.

Ver sufrir a la mujer que amo por haber sido un completo imbécil es lo peor que pude haber cometido.

Le prometí amarla por siempre.

Le prometí protegerla a ella y a nuestras hijas, estar para ellas.

Le prometí reparar el daño que le causé hace unos años por el resto de nuestras vidas.

Y aquí estoy, viendo como llora desconsoladamente por el daño que le he vuelto a causar. Todo era mi maldita culpa y ahora no sabía cómo reparar lo que he roto en miles de pedazos.

Me dejé cegar por los celos.

Me dejé llevar por lo que decían los demás.

Me dejé llevar por las mentiras.

Lo arruiné todo.

Seguir leyendo

Quizás también le guste

Otros libros de Kattleen Collazos

Ver más
Capítulo
Leer ahora
Descargar libro