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La Cabaña De Mi Tío (Bilogía Asesinos I)

La Cabaña De Mi Tío (Bilogía Asesinos I)

Alejandra Mondragon

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Capítulo

Mi tío me heredó su cabaña, pero él jamás me lo mencionó, nisiquiera me dio una pista de su existencia pero ahora que decidí quedarme unos días ahí, todo lo que creí se vino abajo y ahora quedé traumado de por vida.

Capítulo 1 La muerte del tío

Se preguntarán, ¿Por qué publico esta historia ahora, si ya ha pasado dos años después de lo que tuve que vivir en esa cabaña?, bueno, tenía que superar el trauma y poder volver a dormir tranquilo sin tener que estar despertando cada noche por volver a vivir esa pesadilla.

Pero lo escribo ahora porque quiero que todos sepan mi historia y así no tener que guardarme esto más tiempo, cargar con algo así no es nada fácil y menos cuando sabes el secreto de la persona en la que más confiaste.

Ahora comenzare con la historia, espero que no me digan que es falsa y todo lo que viví fue inventado por mi cabeza.

Recuerdo que mi tío y yo éramos los mejores amigos, me regalaba cosas, salíamos a los juegos, veíamos películas juntos, él a veces me llevaba a su trabajo y nos contábamos cada cosa.

Lo sé, es el mejor amigo que nunca pude tener en estos 20 años que pasaron, aun así estoy feliz; tuve un gran amigo.

Bueno, continuando con la historia, la última vez que pude ver a mi tío con vida fue cuando veíamos una película de terror, a él lo llamaron de improviso y tuvimos que pausar la película.

Él salió de la casa a contestar su llamada, yo aproveché y me comí las palomitas que quedaban en el plato, lo sé, no me pude contener, pasaron unos minutos y él regresó a la sala.

—Lo siento pequeño, ya me tengo que ir, terminamos de ver la película después—avisa Ferderico con una sonrisa

—Esta bien tío—le regresó la sonrisa

Mi tío se acercó y me dio un besó en la frente.

—Adiós pequeño, dile a mi hermana que lo siento por irme tan pronto.

—Le diré tío.

Mi tío asintió y salió de la casa.

Había quitado la película y había puesto la televisión normal, me puse a ver caricaturas toda la tarde.

Hasta que mi hermana entró junto con mi madre con los ojos cristalizados.

—¿Mamá?, ¿Paola?, ¿Qué sucede?, ¿Por qué lloran?—indago con expresión confundida

Las dos sonríen falsamente.

—No pasa nada hijo, solo se nos metió una basurita en el ojo—miente Ana

Paola le da un codazo a mi madre en su brazo—Hay que decirle mamá, él merece saberlo—espeta

Ana la mira—Esta bien, pero no sé como decírselo—dice con tono nervioso

—¿Decirme qué?—inquiero

—Yo te ayudo—suspira pesadamente

Las dos se pusieron nerviosas y pensaron en las palabras correctas para decirme un tema tan delicado.

Mi hermana se acercó a mí y se inclinó.

—Hermano, lo que te diré no será nada fácil, pero sé que podremos salir adelante juntos—me sonríe

La miré con atención y su sonrisa se desvanece.

—Nos llamaron del hospital, nos dijeron que nuestro tío tuvo un accidente y está en estado crítico—dice con lágrimas en los ojos

No entendía lo que quería decir con estado crítico y supuse que no era nada malo.

—Así que puede que nuestro tío no sobreviva—lágrimas rodan por sus mejillas

Con esas palabras entendí lo que mi hermana quería decir, lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas.

—Lo siento mucho mi pequeño—dice mi mamá con tristeza, se acercó a mí y me abrazó.

Pasaron los días y el estado de mi tío no daba resultados positivos, los doctores hicieron todo lo que pudieron, sin embargo, decidieron dejar que la familia de mi tío estuviera con él, el tiempo que le quedaba de vida.

Pude ver a mi tío una última vez antes de que por fin se fuera a descansar en paz.

Después de la muerte de mi tío yo ya no comía mucho, me la pasaba encerrado en mi cuarto, no tenía ganas de levantarme de mi cama y le mentía a mi mamá que estaba enfermo para que no me llevará a la escuela.

Pero ella tiempo después descubrió que estaba fingiendo y me llevó a la escuela a la fuerza, me obligó a comer y a salir para tomar aire fresco.

Mi mamá me ayudó a salir adelante y se lo agradezco mucho.

Esta será mi actualidad para que sea más fácil contar mi historia.

Pasan 12 años y yo voy a cumplir 18 años, mi madre y mi hermana me organizan una fiesta sorpresa.

Invitan a varios amigos de la universidad, a decir verdad era una reunión pequeña; mi mamá sabe que no me gustan las reuniones grandes.

Cuando salimos de la universidad mis amigos me llevaron a varios lugares para distraerme y cuando ya todo está listo, mis amigos me piden que ya me vaya a mi casa y yo les hago caso, me dirijo a mi casa y mis amigos me acompañan.

En todo el camino mis amigos ocultaron sus ansias para que no sospechara nada, llegamos a la casa, abro la puerta con mi llave y entramos, todo está oscuro y busco el interruptor.

Cuando lo encuentro, enciendo la luz y todos salen de sus escondites de golpe, gritando “¡Sorpresa!”, me sobresalto y todos se ríen.

—Sorpresa hijo, feliz cumpleaños—dice con una sonrisa, se acerca a mí y me abraza.

—Gracias mamá—dije con cariño, la abrazo también.

—Feliz cumpleaños hermano, ya al fin eres viejo como yo—dice con tono de burla

Me rio—No tanto, hermanita, tú si ya eres vieja—dije con tono de burla, dejo de abrazar a mi madre.

Paola me asesina con la mirada y nos reímos, nos abrazamos.

Pasan unos segundos y los dos nos dejamos de abrazar, mi madre pone la música y todos nos ponemos a bailar.

Pasan 3 horas y algunos ya están tomados, yo también; en mi cumpleaños me gusta emborracharme hasta más no poder.

Mi madre le pone pausa a la música.

—Es hora de partir el pastel—dice mi madre con entusiasmo

Todos dicen al unísono “¡Sí!”

Todos se acercan a la mesa y yo me siento en medio de todos los invitados, cantan la típica canción de cumpleaños.

Cuando terminan de cantar, todos empiezan a aplaudir.

—Hijo, es hora de que pidas un deseo—enciende las velas.

A mí me parece un poco infantil soplar las velas de cumpleaños, pero me gusta; puedo pedir el deseo que quiera.

Pienso en mi deseo y soplo las velas, se apagan y todos aplauden.

Mi madre sabe cual es mi deseo y eso la hace sentir mal porque nunca se cumplirá, sin embargo, con que yo esté feliz con pedir ese deseo, ella es feliz.

Ana corta el pastel y les da a todos los invitados su rebanada, el pastel es de chocolate con glaseado por dentro con rebanadas de fresa.

Mi madre le quita la pausa a la música y todos empiezan a pasársela bien, pasan 4 horas y algunos de los invitados ya se habían ido.

Y es porque ya está oscureciendo, de repente tocan la puerta y uno de los invitados abre. Por la música casi no se escucha, pero esa persona estaba cerca y escuchó perfectamente los golpes de la puerta.

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