METAMORFOSIANDO, ALGO INDIO Y LA CIUDAD SE VISTE DE LLAMAS

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Al despertar Gregorio Sansón, una mañana tras un sueño tranquilo, hallase en su cama junto a su esposa transformada en una gran ballena.

Y Luisa Hernández al despertar esa mañana tras un sueño tormentoso hallase en su cama junto a su marido que estaba transformado en una vaca marina con pies.

El recordó la divina princesa con la que se casó, con tantas líneas curvas para perderse en ellas, con esa hermosa cabellera, que luego opto por cortar por comodidad; luego de tres partos y una vida de malos hábitos alimenticios su lino cuerpo se amplió en todas las direcciones menos hacia arriba, excepto su abdomen de chocolatina que ahora no tenía forma alguna, tal vez un libro pero con hojas muy anchas o algo así, si Gregorio la miraba comparándola con un gran cachalote, ¿Cuál bruja perversa le quito el encanto a su reina?.

Ella, también lo mira preguntándose ¿adónde se fue su feroz cabellera?, se extinguió cual quimera, ¿será que cada vez que teníamos sexo se le cayó un cabello?, entonces su calvicie es un trofeo a tanas horas de excelso placer, pero ¿qué paso con sus músculos?,

Su duro cuerpo como roca y finamente esculpido cual David de Miguel Ángel, ahora parecía cual gelatina de doña Rosita y su voluminosa barriga podía ser el símbolo de una empresa de cerveza, ¿Qué paso con mi adonis?¿desde cuándo un príncipe azul se convirtió en un aterrador ogro?

¿Y qué? Qué pasa si duermo con una ballena, es mi cachalote y la amo, me case con ella, me encanta tenerla viajaría junto a ella para aparearnos en aguas tropicales, yo soy su ballena macho, la quiero muchísimo, como adoro a nuestros ballenatos.

Si opino lo mismo, él es mi ogro, están equivocados los hermanos Grimm, un príncipe no es rubio con ojos azules de cuerpo de gimnasta gay, no, un príncipe es el que te ama y te hace sentir la mujer más especial del mundo, quiero que este Ogrito me tenga siempre junto a él.