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El amor todo lo puede.

El amor todo lo puede.

Naby

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Capítulo

Hart, es el hombre que toda mujer sueña. Parece que un escultor lo hizo. También está su perfecto cuerpo, bien marcado, alto y con una sonrisa de infarto, y es realmente muy deseado por las mujeres, pero a Hart no le interesa, porque su empresa es su mayor prioridad por el momento y se mantiene en la oscuridad. Aunque todo eso cambia cuando se encuentra una noche a la mujer más hermosa que ha visto en su vida y no deja de pensar en ella, con ojos color miel y su dulce beso inexperto que le dio. Con mucha ilusión la joven White emprende un viaje, a cumplir su sueño de ser una gran arquitecta, en la mejor universidad de Atlanta. Es muy hermosa, pero además es inteligente e inexperta en lo que se refiere al amor, jamás ha estado enamorada y no lo quiere estar por el momento. Lo que no se espera es que en ese viaje encuentre el amor en un misterioso y oscuro hombre con un pasado difícil y lleno de secretos. ¿Será que el amor lo puede todo, aunque sea enfrentar a los que están en su contra?

Capítulo 1 Dura despedida familiar…

Cinco años antes… Después de mi último día en la secundaria, pasé mi graduación y ahora se que me voy a Atlanta a la Universidad (Georgia Institute of Technology) para empezar la carrera de mis sueños la Arquitectura; estoy muy emocionada porqué me voy con mi mejor amiga a compartir apartamento y así no voy a estaré sola. Ya que allá no tengo a nadie. Aunque me siento un poco nerviosa porque siempre he vivido en Birmingham, un lugar muy agradable donde está la mayor parte de mi familia. Duele dejarlos, sin embargo lo importante es que voy a seguir mi sueño.

Además voy a estar viniendo para las vacaciones, así que mejor me pongo a empacar las pocas cosas que me voy a llevar cómo ropa, zapatos, libros y maquillaje, ya estando allá si algo me falta lo puedo comprar. La puerta se abre y me interrumpen mis pensamientos.

—Alycia ¿Estás lista? Recuerde que dentro de dos horas salen. Siempre igual con mi madre, que todo tiene que estar perfecto. Es una mujer noble, amable, cariñosa, amorosa, y más que mi madre es mi amiga incondicional, me comprende mejor que nadie

—Si mamá, ya casi estoy lista —Terminando de echar unas cuantas cosas más, en las cajas— ¿Sabes si Bianca ha llamado?

Bianca es mi mejor amiga, desde niñas nos conocemos y siempre tuvimos esa conexión, ella es muy diferente a mí, creo que por eso nos llevamos bien.

—No cariño, no ha llamado, ¿Sí te parece puedo llamarla? La miré con agradecimiento.

—Sí mamá por favor, así yo sigo terminando de empacar.

—Bueno, mi niña—ella se va cerrando la puerta. Viendo por última vez mi habitación, se está sintiendo vacía a pesar de que no llevo mucho. Saber que tengo que dejar a mi familia y amigos, es un dolor muy fuerte. En la vida tenemos que hacer sacrificios y debo ser fuerte por mi sueño. Cierro la puerta de mi cuarto, con una caja en las manos, camino en el pasillo donde me encuentro con mi padre, al hombre que amo con todas mis fuerzas, el mejor padre y esposo, un ejemplo a seguir. Él se detiene frente a mí.

—Muñeca dame esa caja, para ponerla en el coche, así te vas a despedir de la familia —toma la caja de mis manos.

—Papá sabes que no me gustan las despedidas. Pongo los ojos en blanco.

—Sí muñeca, pero haz un esfuerzo hoy, ya que te vas. Mi padre tiene una mirada irresistible. Sus ojos son de color miel, los tengo iguales a él.

—Está bien papá, me convenciste — con esa cara tan linda ¿Quién se iba a resistir? me río.

—Así es mi muñeca —dándome un beso en la frente se va.

Me dirijo a la sala donde me esperan mis dos hermanos mayores, mis dos tías con mis primos, sus esposos y mi madre que no para de llorar. Me acerqué a donde estaba mi tía Denise, su reacción es abrazarme con fuerza, tiene lágrimas en sus ojos y con la voz quebrada susurra.

—Mi princesa, que te vaya muy bien en esta nueva etapa de tu vida, sé que con tu dulzura conseguirás muchas cosas, siga así y jamás cambies ese corazón lleno de felicidad. Aquí estoy para cuando me necesites princesa, espero tus mensajes. Te amo cariño.

Mi tía, es la que me enseñó a ver la vida diferente y no andar haciendo locuras, a pesar de que tiene 31 años, es una mujer muy centrada. Además es bastante atractiva, y siempre coqueta. Tiene un dicho que me encanta “Antes muerta que sencilla” me río con recordarlo. Me abraza muy fuerte.

—Gracias Tía Nis, lo tendré en cuenta siempre. Voy a echar de menos tus buenos consejos—se me hizo un nudo en mi garganta — Jamás cambiaré, no lo olvides, también te amo —le doy un beso en su mejilla.

—Esa es la actitud cariño, y recuerde que quiero mi nueva casa—por fin me saca una sonrisa con ese comentario.

—Lo tengo siempre en cuenta Tía Nis—me río de oreja a oreja.

Al fondo se escucha una voz, que jamás se va a confundir, la de Tía Elisabeth, se encamina dónde estamos.

—Nada de estar dándole malos consejos a la niña de mis ojos, permiso—agarrándome — Necesito abrazarla y darle miles de besos antes de que se vaya.

—Nada de eso, aquí la que no da buenos consejos eres tú, Elizabeth— le dijo arqueando una ceja.

Mi tía Elizabeth tiene 29 años, es algo loca, siempre me pasa diciendo que me va a dejar el tren en el amor, que ella a mi edad era muy romántica. Tengo un criterio, el amor llega cuando tiene que llegar y a mí todavía no me ha llegado.

—Venga, mis ojos —me abraza — Cuídese mucho y vuelva locos a los chicos de Atlanta —se ríe — Mucho éxito pequeña.

Porque siempre tiene que salir con eso. Odio este tema: “hombres”.

—Tú sabes que eso no va conmigo tía, te prometo que si encuentro un chico eres la primera en saberlo— digo un poco molesta — Eso está muy lejos, vas a tener que esperar —le dije en un tono sarcástico.

Le dio un beso en la mejilla y sigo mi camino dónde están mis primitos, son tres terremotos hermosos, tienen una energía interminable. Uno tiene 7 años, es hijo de Elizabeth y los otros dos son de Denise, que tienen 10 y 8 años. Los veo como mis hermanos menores, ya que los cuidaba la gran parte de mi tiempo libre.

—Aly te vamos a echar mucho de menos, recuerda mandarnos fotos de allá. Te queremos y cuando vuelvas tráenos muchos dulces —me dicen con esa sonrisa de oreja a oreja.

No puedo evitarlo y me echo a reír con ellos, son muy lindos, los abracé muy fuerte.

—Claros pequeños terremotos, cuiden a sus mamis y traten de no darles mucha guerra. Les doy miles de besos y me despido de ellos con una sonrisa. Mi abuela solo tuvo tres hijas y mi madre es la mayor, ella tiene 43 años, se casó con mi padre a los 20 años, al año quedó embarazada de Ethan mi hermano mayor, que tiene 24 años. Él no vive con mis padres, desde que entró a trabajar en St. Vincent's Birmingham. Él es un médico de cardiovascular y aunque no viva con mis padres siempre está atento a ellos. Samuel es mi otro hermano, tiene 21 años, él todavía está estudiando Farmacia en Samford University, ya le falta poco para terminar su carrera. Samuel tampoco vive en casa, cuando empezó a estudiar se fue con varios amigos a vivir en un apartamento. Soy la pequeña de la casa, apenas tengo 18 años, a mí me dieron la oportunidad de irme porque me he ganado la confianza y quiero estudiar en una de las mejores Universidades de la arquitectura. Veo a mi madre con un pañuelo, camino hacía donde está ella y la abracé fuerte sin decirle nada, nos quedamos gran rato así y sé que nadie nos interrumpe hasta que ella con voz llorosa dice:

—Mi amor no me hagas caso.

Eso es imposible no hacerle caso, es mi madre y veo que sufre porque me voy…

—Mami es imposible y lo sabes… —me detiene poniendo un dedo en mi boca.

—No digas nada mi niña, ven dame un beso que dure hasta que nos volvamos a ver—me da risa esa petición y le plantó un beso que dure bastante tiempo. Cuando me suelto le digo.

—Te amo mami te voy a extrañar mucho, pero te voy a estar llamando, no creas que porque me voy te vas a deshacer de mí así tan fácil, eso jamás madre —ella suelta una risita y eso me pone muy feliz.

—Yo también te amo cariño y vete ya porque si no me voy a arrepentir—Dice entre risas.

La dejo y sigo mi camino en busca de mis hermanos ya que nos falta poco tiempo para irnos, cuando de pronto siento unas manos que me alzan por detrás y me susurra…

—Pequeña ¿Por qué estás tan pensativa? ¿Te ibas a ir sin despedirse de mí?

Supe de una vez que era Ethan, con esa voz fuerte y ronca. Él tiene un cuerpo bastante fornido y unos brazos muy marcados, me doy la vuelta para quedar de frente y veo esos ojos verdes como los de mamá, el cabello negro como el mío y es muy alto.

—Claro que no, más bien los andaba buscando a ti y a Samu. Sabes bien que esto de las despedidas no va conmigo. Hoy definitivamente toco, así que te voy a extrañar mucho grandulón—lo digo con tristeza— Espero que vayas a verme.

—Claro pequeña eso no lo dude. Quiero conocer dónde vas a vivir, también te voy a estar escribiendo —me guiña un ojo.

Me río.

—Está bien… Nos sorprende a los dos cuando nos abrazan. Ethan suelta una risa, trato de volver a verlo y sé que es Samuel.

—Pioja ¿Qué voy a hacer sin ti, a quien voy a molestar? —nos reímos Ethan y yo al escuchar ese comentario. Sí lo sé, soy la menor y me molestan muchísimo los dos, para ellos soy su tesoro la bebé de la casa. Trato de soltarme de los dos, pero no lo consigo.

—No diga eso Samu, nos vamos a estar comunicando lo sabes, todo sigue igual solo con un poco de distancia—dije sonriendo— Además, no sigan los dos porque me voy a poner a lloriquear y saben que eso no me gusta. Siento que ya he llorado lo suficiente por hoy y el resto de mi vida— trato de poner cara de enojada.

Se ríen los dos a cargadas.

Realmente los amo, son lo mejor de mi vida. Samuel es un poco más alto que Ethan, tiene ojos verdes claros, cabello castaño claro y se parece a Ethan. Tienen un cuerpazo después de entrar al gimnasio, y sí que los voy a extrañar bastante los dos, siempre me sacaban a pasear con ellos, ya que lo hacían como algo de hermanos. —Los amo a los dos. Solo que quiero que me suelten ya—les dije alargando la “a”.

—Claro, claro de inmediato—dicen y se ríen — También te amamos pequeña y te vamos a ir a ver. Asiento con la cabeza, y al final camine hacia la puerta donde me esperaba papá, después de despedirme de todos, besos, abrazos y lloriqueos nos montamos al coche de mi padre que es un Audi Q7. Reviso mi iPhone y veo un mensaje donde Bianca me informa que está muy emocionada, y lista para que pasemos por ella. Nos dirigimos a la casa de ella que cuando llegamos, papá le ayuda a montar sus maletas, nos despedimos de sus padres y nos unimos al tráfico para llegar a nuestro largo camino hacia Atlanta. Cuando iba sobre carretera no podía dormir de sentirme un poco asustada y a la vez nerviosa. Así que decidí ponerme los auriculares y poner música del iPhone, la primera canción que me sale es Little mix —secret love song. Empiezo a ver por la ventana y recordar todo lo vivido en Birmingham, de cómo pasa el tiempo de rápido. Apenas recuerdo cuando estábamos en la fiesta de despedida de la secundaria y ahora voy para la Universidad. Solo espero que todo cambio sea para bien y en mis planes no está enamorarme de nadie, quiero estudiar y sacar mi carrera, también buscar trabajo en lo que estudiaré y tal vez en un futuro algo de amor. Me quedo viendo que ya vamos llegando a Atlanta, mi corazón empieza a palpitar como loco, de después de 2hs y 22min vamos llegando a nuestro destino, a los apartamentos 100 Midtown donde vamos a vivir. Nos decidimos Bianca y yo vivir allí porque nos queda cerca de la Universidad, aunque para Bianca un poco más largo, sin embargo eso no es problema, el papá de ella le compró un coche, solo tiene que ir a recoger a la agencia. Escuchamos un grito << ¿emoción? >>

—Corqui que emoción vea —dice señalando los apartamentos. Nos metimos al parqueo y empezamos a bajar todo con la ayuda de papá y el guarda que nos recibió. Pero antes el guarda nos da las llaves y subimos a nuestro piso, un lugar hermoso, entramos y nos quedamos sorprendidas de ver que todo está acomodando con sus muebles sofisticados. Al entramos vemos a la derecha que está la cocina y es algo pequeña, aunque tiene una isla preciosa. A la izquierda el comedor. Seguimos caminando y al fondo está la sala, con sus sofás blancos. A la derecha hay una habitación y otra a la izquierda, yo agarro el de la izquierda. Entre a mi espacio y veo que tiene un vestidor de gran tamaño y un baño con tina. Me siento en la cama y definitivamente el apartamento se ve mejor que en las fotos, está increíble para nosotras. Salgo de mi habitación y me quedo viendo a Bianca y gritamos en unísono.

—¡¡¡Ah Disfrutar!!! Papá nos mira casi riendo de nosotras. Nos reímos a carcajadas y Bianca se pone seria al instante y vuelve a ver a mi padre.

—Señor White, muchas gracias por traernos.

—No hay de que Bianca, fue un gusto y deje la formalidad, dime Wilson, son años de conocernos —le dice con una sonrisa.

—Falta de acostumbrarme señor Wh...Wilson—le contesta sonrojada.

Yo intervengo para que Bianca deje la vergüenza.

—Gracias papá por traernos, me vas a hacer mucha falta esas charlas tan lindas que teníamos y más cuando me acompañabas a jugar a las cartas—le dije con lágrimas en los ojos.

—Ven muñeca —me abraza — Eso se va a seguir haciendo cada vez que vaya a vernos o nosotros vengamos, no es el fin —nos quedamos en silencio abrazados, hasta que rompe el silencio y me suelta — Te tengo una sorpresa, de seguro ya lo trajeron vamos.

Cerramos la puerta del apartamento y caminé de la mano de mi padre. A mi lado iba Bianca, ella obvio no se iba a quedar sin saber que era, eso sería imposible. Salimos del ascensor y nos dirigimos al parqueo y me detengo de golpe al ver un coche con un enorme lazo fucsia, inconsciente le apretó la mano a papá.

—Muñeca aquí tienes, tu propio coche —lo vuelvo a ver— Espero que te guste. Así vas a poder moverte más tranquila. Me quedo viendo a un mini convertible cooper color menta, con sus aros de lujo. Realmente no lo podía creer.

—Gra…Gracias papá por este regalo tan hermoso de verdad estoy muy emocionada —le decía a toda prisa — Ahora si voy a poder usar mi licencia.

—Si muñeca, pero promete que vas a tener cuidado.

—Claro papá te lo prometo, tú esté tranquilo, y yo nerviosa—digo feliz — Además dos cosas —sonreí — el primero es que es tan lindo que me dolería si le pasa algo y segundo no pienso ser una imprudente. Con eso él asiente, convencido con lo que le dije.

—Bueno ahora sí que me voy, no quiero que me dé la noche—se acercó y me abrazó— Pórtese bien, estudien bastante y disfruten con mucho con cuidado niñas, ¡cualquier cosa no duden en llamarnos! Te amo Alycia.

—Yo también te amo papá, cuidé a la familia y más a mamá que ahora va a estar más sola, muchas gracias por el coche papá. Cuando llegues a Birmingham me llamas por favor —le doy un beso en la mejilla y nos despedimos.

—De nada muñeca adiós— se montó al coche y se fue diciendo adiós con la mano y yo no pude contener más las lágrimas, Bianca vino donde mí y me abrazó.

—Tranquila Corqui, ahorita te acostumbras. ¿Ahora entiendes por qué no dejé que mi papá me viniera a dejar? Asiento con la cabeza, claro para ella también era duro, pero fue más inteligente que yo, dejó a sus padres en casa y si se sentía mal se deshago en el coche.

—Vamos subamos y acomodamos nuestras cosas y después vamos a comprar la comida para toda la semana—me agarra y vamos abrazadas hasta el ascensor y subimos al quinto piso.

—No puedo creer que papá me diera un cooper Bica, ¡Qué emoción! ¿Cuándo tienes que ir en tu coche?

—Mañana a primera hora, así que tú me llevarás — sonríe con complicidad.

—Por supuesto—le devolví la sonrisa. Me detengo de golpe y la miro.

—¿Qué pasó con Ethan? —le pregunté con cautela. Hace un tiempo sabía que entre ellos tenían algo. Al principio todo fue oculto, pero después Bianca no pudo evitar contarme que había dormido con su primer hombre y que siempre lo había amado en silencio desde pequeña y ese chico fue nada menos que mi querido hermano mayor Ethan, quien no pudo creer que él también está enamorado de ella. Sin embargo, a mi hermano le importaba más el qué dirán. Bianca suspiró derrotada, y con eso me di cuenta de que la cosa no iba bien.

—No quiere estar conmigo más—se le cortó la voz y eso me llegó al corazón— Me dijo que ya fue suficiente y que era hora de…— y empezó a sollozar.

—Ya, ya Bica—dije atrayéndola a mis abrazos— Se va a arrepentir y vas a ver que aquí lo vas a tener en cualquier momento.

—No creo Corqui—susurró derrotada— Creo que no me piensa buscar más y además tiene a otra.

No creía ni por un momento eso, no la pienso contradecir con nada de eso. Porque sabía que mi hermano pensaba en ella constantemente y si él hizo eso, fue para que ella pudiera seguir su sueño.

Cuando abrimos la puerta me quede viendo el lugar en el que por fin vamos a cumplir lo que tanto soñamos ambas desde pequeñas. Recuerdo que siempre deseamos vivir juntas y pues nuestros padres hicieron realidad eso. Una de nosotras sufría y la otra no, aquí es donde siempre digo: “El amor es de último, no quiero un atraso en mi vida”.

—¡Bienvenidas a nuestra casa! —grite súper contenta— Deja el pasado y disfruta el presente amiga de mi alma.

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