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ROCKET “Mad machine” 1

ROCKET “Mad machine” 1

Liiilibhc

5.0
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78
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4
Capítulo

Ella necesitaba estar acompañada de una persona que la entienda tal y como es, que la quiera, que demuestre su interés en cada cosa mientras le brillan sus hermosos ojos azules. Necesita a alguien que luzca como su película favorita, tan increíble y sorprendente para que sus mariposas aparezcan en su barriga. El necesitaba lo mismo, una calidez que lo llene por dentro, aunque por fuera sea un tierno e inofensivo chico de campo. Cuatro chicos que te van a volar la cabeza. La historia de una banda que comienza con un "te quiero y termina con un adiós" Y tu, dime... ¿Luces como una película?

Capítulo 1 MILEY

Marzo del año 1987

Había tenido un pésimo día.

Mi padre había desaparecido por tercera vez en el día y no daba ni señales de vida, mi madre se encontraba devastada en la mesa, llorando y derramando sus lágrimas en el papel que se ubicaba en su mano.

El negro fuerte del rímel se podía recalcar en sus mejillas, ojeras, chorrear y pedir por favor que pare, ya que sus se estaban tornando rojo carmesí fuerte, como si su alma se estuviera quemando allí mismo.

Me acerqué despacio, para no poder interrumpir su llanto. Inconscientemente mi mano llego a su hombro, consolándola. Ella sin esperar aquella accion, me mira a los ojos por unos segundos y sus pupilas se iluminan de un color dorado, un brillo que jamás lo había visto hasta hoy. Su sonrisa apareció en un segundo, lo que me hizo entender una sola cosa...

—Tu padre se ha ido para siempre...—murmura ella, sobando mi mano y mirándome con sus ojos rojizos. Fruncí el ceño y me senté a su lado sin poder creerlo, el se había ido sin ni siquiera despedirse.

—¿De que hablas, mamá?—suspiro y miro al suelo— ¿Que carajos pasó aquí todo este tiempo?

—Me divorcie de tu padre, Miley.—aclaró sin rodeos. Una lágrima se deslizó por mi mejilla. Una de esas lágrimas que gritan "falle, falle, falle" el miedo que siempre había tenido era decepcionar a mis padres, e iba a llegar el maldito día en que el mundo y las paredes me aplasten y me adjunten en una carpeta y me dejan allí para siempre. Pero yo nunca lo creí, por que no me dejaba nunca aplastar por nadie. Así que esas paredes volvieron a su lugar y dejaron de invadirme. La lágrima que acababa de caer volvió en reversa y fingió nunca jamás haberla derramado. La mano en el hombro de mi madre se desvaneció. Por que había vuelto a mi habitación de nuevo. Y la imagen de la Miley consolando a su madre se había borrado, volviendo a la Miley normal y corriente que solo vive por vivir y disfruta de los más sencillo.

Mis discos con música, estaban ubicados en la mesa blanca pastel que resaltaba en mi habitación. Ellos eran parte de mi vida, además de mi gato Pucho que solo tiraba todo lo que veía. La musica relajante que provenían del vinilo de "The police" resonaban por toda mi habitación. Me acosté en mi cama mirando hacia arriba, observando el techo como si fuera lo más sorprendente del mundo.

—Pues solo te tengo a ti—le digo a mi gato, acariciandolo mientras ronronea a mi lado. Me acerco a él y lo abrazo delicadamente— mi bebe hermoso, te amo.

Lo suelto y lo dejo a un lado de mi cama descansar. Tres toques en la puerta llamaron mi atención y fui corriendo a fijarme quien era, pero no hizo falta ya que mi hermano estaba parado sonriéndome como un tonto.

—Mira...—dijo moviendo de un lado a otro un billete de 50 dólares. Yo me cruce de brazos y levante una ceja mirándolo seriamente.

—No da risa, Johnny.

—Oh, vamos Miley, nos dejo dinero...

Suelto un suspiro y niego con la cabeza.

—¿Y tú crees que eso arreglará todo?

El miro a un costado mordiendo sus labios nervioso y luego sus ojos me miraron con una sonrisita piadosa.

—Pues, si...—murmuró, jugando con sus manos.

—¡Largo de mi habitación!

—Okey, okey...—hizo una pausa pensando bien lo que quería decir— ¿estás segura que no quieres despejar un poco tu cabeza? Pasaron muchas cosas en un solo día, Miley.

Suspire y pase una mano por la frente, por un pequeño impulso, camine hacia la puerta y John quedo atrás de mi, festejando.

Si, me convenció. Pero solo por poco me quedaba.

—¿Quien irá?—pregunte apurada agarrando un abrigo de el armario de mi hermano— ¿me la prestas?—le señale la chaqueta de cuero negra. El asintió y sonrio.

—¿me prestas uno de tus pantalones?

—El que quieras—me coloque la chaqueta y me mire en el espejo—de todos modos te quedan más a ti que a mi.

El sonrió y corrió hacia mi cuarto rápidamente. En menos de dos minutos, pasó por esa puerta con un pantalón de cuero negro que lo había comprado ayer con mamá en la tienda, lo iba a usar para un cumpleaños.

—Johnny, ese es nuevo.

—Si pero... no te lo estropeare.

—John...

—Te lo juro.

—400 dólares Johnny...

—Lo cuídare, lo prometo por mi vida.

Rendida, asentí insegura y nos dirigimos a la puerta de salida.

Caminamos por la calle, ya que no estaban pasando coches muy seguido, estábamos pensando en ir a tomar algo a un lugar, ya que Johnny tiene unos amigos allí que siempre van y los conozco de pequeña. Era un bar típico donde tomaban cervezas y comían pizzas, se ubicaba en pleno centro, nos quedaban un par de cuadras para llegar.

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