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LA MUSA DEL TEATRO

LA MUSA DEL TEATRO

alexhs

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Capítulo

Amanda era una joven entusiasta con gran talento para el teatro y las tablas. Decide ir a buscar sus sueños pero en el camino encuentra el amor y se ve forzada a decidir entre su futuro y su corazón.

Capítulo 1 ¡Nos vamos a la academia!

Amanda era una joven graciosa y solía ser muy equilibrada cuando se trataba de tomar decisiones para su vida.

Ese día estaba súper emocionada mientras empacaba su maleta para su clase magistral de teatro en Europa.

Amanda cantó y bailó por toda la casa mientras arrojaba todo en su maleta. Ella sabía que si seguía a ese ritmo iba a ser difícil cerrar por fin la valija para terminar otros pendientes. Pero aun sabiendo esto ella no cesaba sus saltos y alegría por todo el lugar, dos años fuera de casa requieren una maleta especial, no todos los días nos vamos a perseguir nuestros sueños. Su último día en Nueva York estaba a punto de terminar, había crecido y aprendido todo lo que sabía de la vida en aquella gran ciudad. En medio de ese esplendor y smog, ella dio sus primeros pasos a la actuación, justo cuando su madre le hacía aquellos polémicos disfraces para los actos de fin de curso en el colegio. Esos fueron sus inicios en la grandeza del corazón de una artista. Dejándose divagar un par de horas, por fin pudo terminar de empacar vaporosos vestidos, zapatos de tacón alto, maquillaje y zapatillas deportivas para correr un rato en las noches de verano europeo junto al mediterráneo. Al final del proceso de selección del equipaje, decide poner la alarma muy temprano, su vuelo a Barcelona salía a las 5.00 de la mañana, le esperaban muchas horas de vuelo entre escala en Lisboa y los retrasos propios de los aeropuertos, mejor irse a dormir temprano por una vez.

A la mañana siguiente se despertó tarde, no sabía en que momento apagó el despertador y siguió durmiendo, logrando abrir los ojos gracias a un pequeño resplandor de sol que entraba y le daba como por casualidad directamente al rostro, ni siquiera tuvo tiempo para desayunar, llamó a un taxi, salió catapultada del coche antes incluso de que se detuviera y fue rápidamente a registrarse.

Finalmente luego de registrarse y revisar la puerta de abordaje suspiró aliviada como podía.

– ¡Lo logré!- Se dijo mientras esperaba pasar por los habituales controles del aeropuerto.

Mentalmente iba repasando todas las escalas que tendría que hacer su vuelo para llegar a Barcelona, cuando de repente su estómago (con un ruido casi ensordecedor) le recordó que no había tocado ningún alimento desde la tarde del día anterior.

-Supongo que alguien tiene hambre aquí- le dijo un hombre detrás de ella en la fila, mientras soltaba algunas risitas irónicas.

Amanda un poco nerviosa le sonríe de vuelta y ve la mano del hombre extendida hacia ella entregándole un pequeño y delicioso sándwich de pan brioche de arándanos y frutos secos.

¡vaya mi favorito- pensó Amanda.

-Gracias, en momentos normales nunca aceptaría, pero en realidad ahora me muero de hambre- le dijo al desconocido.

Mientras avanzaba la fila Amanda iba devorando bocados de aquel delicioso sándwich recordando la sonrisa de ese amable extraño.

No dejaban de resonar las palabras de su madre en su mente: -No aceptes comida de extraños ¡no hables con extraños!-

-lo siento mamá, espero no morir por esto- dijo a si misma en voz alta y riendo, a lo que aquel extraño le dijo –tranquila, soy inofensivo como ese pancito- en medio de risas.

Amanda sonrojada volteó y le miró fijamente, tenía unos hermosos ojos grises y y una sonrisa arrolladora.

En ese momento el extraño se aproxima a ella y con el dedo pulgar le limpia migajas que habían caído sobre su chaqueta –por cierto, mi nombre es Pablo- y sonríe de nuevo.

--ahh… hola Pablo el gusto es mío, Amanda—ciertamente lo era pensó Amanda.

--Vaya, Amanda, la que es amada significa tu nombre—dijo Pablo mientras sus ojos brillaban con una luz que no entendía en ese momento.

La fila comenzó a avanzar y caminaba a gusto a su lado contándole que se dirigía a Barcelona por asuntos personales y de trabajo.

-¿A qué vas tu, Amanda?- le pregunta Pablo.

-¿yo? Voy a estudiar teatro por dos años-

-¿teatro? Vaya…

-¿qué? ¿No te gusta el teatro?- Preguntó Amanda teniendo en cuenta que tal vez ese chico tan increíble odiaba lo único que a ella le hacía feliz.

-No para nada, simplemente pensaba en la facilidad que tienen los actores para fingir emocione, nunca finjas conmigo Amanda-

Amanda en silencio estupefacta por las palabras de Pablo, se da cuenta que les han asignado asiento juntos y proceden a abordar.

Pablo le ayuda a colocar su valija en los compartimientos superiores, ella se sienta junto a la ventana y él a su lado.

Había una energía densa y provocadora, los ojos de Pablo de no paraban de brillar mientras escrutaban su rostro.

-¿qué tanto me miras?- le dijo Amanda.

-ohh… nada, nada, solo estaba asombrado-

-¿de qué?- le responde inquisitiva Amanda.

- Estoy asombrado del hoyuelo en tu mejilla izquierda que te hace lucir tan angelical como pícara- a lo que pablo se ríe con una sonora carcajada y procede a beber un poco de agua que les trajo la aeromoza.

-Gracias, y no soy ninguna de las dos cosa, Pablo, pero se ve que tu si que eres curioso-

-No lo soy, solo me muero de deseo por conocerte- le dijo mirándola fijamente.

Ese momento, ese instante pequeño que nada significó para el mundo, cambiaría el destino de Amanda para siempre.

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