Los mil pedazos de mi padre

No hay día malo para alguien, que tiene la dicha de venir al mundo, siempre se empieza con las mejores intenciones, pero a como pasan las horas la vida empieza a mostrar su cara, puede que esta no sea la que todos queremos ver, pero a veces es la única que nos toca y sobre eso empezamos a caminar en este mundo, esperamos que nuestros padres, se esfuercen lo más posible, para darnos una vida digna, pero a veces eso, no logra suceder, a veces sólo tienes el primer regalo la vida, para John empezó a así, sus padres lo regalaron a la muerte, por qué en este mundo, ese infernal ser, no descansa y m

enos con aquellas almas, incapaces de ver por ellas, el solo recuerda estar en un callejón oscuro, tirado como aquello que a perdido valor o utilidad, nada es seguro pero, el empieza a caminar por así decir en esta tierra, todo le parece nuevo, los olores, los gritos, el ruido el ir y venir de la gente. Que pasan sin voltear a ver la caja que está allí abandonada, no es que no sepan, que hay allí, por qué el pequeño se trata de comunicar con el único método que apenas conoce, el llanto, ante eso las miradas, parecen congelarse incapaces de poder voltear a ver, tal vez por la culpa moral, de saber que hay un ser que fue abandonado y por muy triste que parezca la gente, pierde su humanidad, con los años, solo pocas alma se atreven a pelear no por otros, si no por defender lo que tal vez nos define como especies, ser seres racionales. Unidos a emociones, que mueven al cuerpo, pero también hay cáscaras vacías que el dinero y el poder llenaron, de esos no hablaremos por qué son las criaturas más miserables y para el pequeño John no sería justo invertir más tiempo, mejor hablaremos de Ana una señora que todos los días va a el súper por sus alimentos con la poca pensión, que percibe, apenas se puede mantener, pero lucha, para no decaer y algún día tener algo más, esa Fe, que la mueve en los últimos días, es la que le da fuerzas para abrir sus oídos y escuchar los gritos desgarradores, del pequeño John se acerca paso a paso, pensando que a sucedido, quienes estarán allí, pero al entrar en ese callejón no hay más que una caja de cartón y un pequeño ser cubierto con una sábana de seda y una nota que dice: ( por favor amalo como si fuera tuyo) que palabras más vacías, si alguien te dijera eso, no le preguntarás, por qué si es tuyo no lo amas, pero para eso hay mil respuestas y nada de amor, por qué el pequeño sabía, que si fuera amor no importaría la muerte, por qué él no sabe nada del mundo, no desea nada, no quiere nada más que morir con sus padres sería la mejor vida, de este planeta, una que no se deseo nada materia y si probó la gloria del verdadero amor, pero seguimos con Ana que al ver esa situación se pregunta, qué va a pasar con él, ella lo saca con mucho cuidado y se lo lleva lo abraza con una ternura que le hace recordar los buenos días, pero cada paso, le pasan la factura, muy pronto se da cuenta que muy desafortunadamente no puede quedarse con él, sus lágrimas brotan por sí solas, no se toca el rostro, por qué en su corazón no desea soltar al bebé, sigue caminando y decide que hoy no comerá, será un día difícil, pero ella le encontrará a quien, pueda cuidar, al pequeño, pasa una tienda de víveres y le compra pañales y leche, el encargado, de la tienda le dice: ( abuela ya está muy grande para andar cuidado nietos lléveselo a su madre, para que lo vea, esa madres Modernas de hoy ) la pobre Ana sonríe y le dice que ella sólo lo verá hoy, que no hay problema. Se ríe con el encargado y sigue su camino una hora después llega a una iglesia y decide despedirse le desea la mejor vida, que pueda tener y lo deja adentro se da la vuelta y se va llorando con las manos en sus ojos, ella sentía como la impotencia, la consumía y el dolor de esa acción, no la dejaría dormir, pero contaba con el hambre, para que hoy su alma descansará, de ese sentimiento que le causó dejar a ese bebé.