Una divertida comedia de Mini ficción. Giselle Darlene es la hija rebelde de Himeneo, el dios griego del matrimonio y de una mujer mortal. Mitad diosa mitad mortal, estudia para aprendiz de diosa en la Escuela de Bizarros junto a sus amigos. Pero ella no quiere ser diosa, como Himeneo, padre castrador y sobreprotector quiere, y nunca descubre sus poderes. Ella quiere ser cantante de cumbia. Va yendo de amor en amor, mientras va creciendo en su carrera y va viviendo nuevas aventuras con nuevos amigos.
Escuela de Bizarros
El diario de Giselle Darlene
Autora: Giselle Darlene Castillo Vargas
Registro en la Dirección del Derecho de Autor Argentina. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Argentina.
Expediente de registro 10314995/2020
Personaje Giselle Darlene registrado en la Dirección Nacional del Derecho de autor resolución 2020-15963154
Dedicado a Thonin Sanyo
Capítulo 1
Mis inicios
Me llamo Giselle Darlene. Tengo 17 años. Soy del signo de virgo. Soy cantante de cumbia y actriz cómica. En la TV me llaman La Novia Cumbianchera, sobrenombre que no me gusta, y es una larga historia que a con el tiempo les contaré. Soy hija primogenita de Don Himeneo, ex capitán de la Marina y de Doña Blanca, ama de casa. Vivo con mi Papá, mi hermanito Priapo y mi abuelita Afrodita, en los monoblogs de Lacarra y Directorio de barrio de Mataderos. Curso el quinto año de la secundaria en La Escuela de Bizarros, una institución secreta para niños y adolescentes con poderes y capacidades peculiares, que aun no se han logrado explicar por las ciencias conocidas por la sociedad. Pero todavía no he descubierto cuál es mi poder o peculiaridad. Mi sueño es ser una gran cantante de cumbia, encontrar un amor y casarme.
Mi Papá, Don Himeneo, no me deja tener novio, todo le molesta, todo le cae mal, y desaprueba todos mis proyectos de dedicarme a la movida tropical. Quiere que estudie y dice que le recuerdo a mi madre, Doña Blanca, que un día fue a un baile y no volvió nunca más. Mí abuelita Afrodita es confidente, mí consejera, y mí cómplice incondicional. Me pregunto muchas veces si alguna vez volverá mi mamá.
Es así, que, desde muy niña, somos sólo mi Papá, mí hermanito y yo, viviendo en el departamento de mi abuelita, donde, desde mi ventana miro el enorme parque frente de mi, iluminado por la luna, y me atrevo a soñar.