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Una boda por venganza

Una boda por venganza

Dayanaclavor

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5
Capítulo

En un mundo marcado por la venganza y la manipulación, Alejandro Lombardo trama un plan para casarse con Isabella Galván, la hija de su antiguo enemigo, Eugenio Galván, quien se encuentra en prisión tras un escándalo financiero. Mientras Eugenio lucha por su vida tras ser herido en la cárcel, su esposa Maruja ve en el matrimonio de su hija una oportunidad de redención. Sin embargo, Isabella se enfrenta a un dilema desgarrador: sacrificar su felicidad por el bienestar de su familia o seguir su corazón. A medida que Alejandro se infiltra en sus vidas, revelando oscuros secretos del pasado, las tensiones aumentan y la lealtad se pone a prueba, llevando a todos a un enfrentamiento inevitable donde el amor, la traición y la venganza se entrelazan en un juego peligroso.

Capítulo 1 Un despertar desgarrador

Eugenio, esposo de Maruja y padrastro de Isabella, había sido el pilar de la familia hasta que su detención desató una tormenta de problemas. El día en que fue llevado a la cárcel resultó desolador. La mañana se presentó gris y nublada, como un presagio de la tormenta que se avecinaba. Isabella y su madre, Maruja, no lograron descansar durante la noche, atrapadas en un torbellino de pensamientos oscuros sin saber qué hacer. "Estamos a punto de perderlo todo," pensó Isabella, sintiendo el peso de la incertidumbre aplastando su pecho. La casa, normalmente llena de risas y calidez, se sentía vacía y fría, cada rincón resonando con la ausencia del padre y esposo que había sido su pilar.

Con el corazón pesado, Isabella caminaba de un lado a otro en la sala, sintiendo que el tiempo se detenía.

-¿Qué vamos a hacer, mamá? No tenemos a nadie a quien acudir -murmuró, su voz quebrada por la angustia.

"¿Cómo hemos llegado a esto?" se preguntó, sintiendo que la desesperación la ahogaba.

Maruja, con una mirada distante y calculadora, contemplaba la situación. Sabía que debían actuar, pero la desesperación la consumía. "No puedo dejar que esto destruya a mi familia. Debo ser fuerte." En ese momento, sonó el celular de Isabella. Era Roberto, el hombre al que amaba desde la infancia, quien se había enterado a través de la prensa sobre la detención de su padre. Isabella sabía que su madre nunca había aprobado esa relación, pues Roberto era un hombre de clase media que trabajaba como empleado en una pequeña empresa, y Maruja consideraba que no era digno de su hija.

"¿Debo contestar? ¿Qué diré?" pensó Isabella, pero la necesidad de escuchar su voz fue más fuerte.

-Hola, cariño, ya me enteré de lo que le pasó a tu padre -dijo Roberto, sorprendido.

-Hola, sí, fue horrible -respondió Isabella con frialdad, sintiendo la mirada inquisitiva de Maruja sobre ella. "No puedo mostrarle debilidad. No ahora."

-¿No puedes hablar? ¿Tu madre está ahí contigo? -preguntó Roberto, notando la frialdad en su voz.

-Sí, exactamente -respondió, sin apartar la vista de su madre. "No quiero que se entere de esto. Ella no lo aprobaría."

-Podemos vernos en algún lugar. Quiero estar cerca de ti en estos momentos.

-Sí, claro, en el sitio de siempre -contestó Isabella antes de colgar, sintiendo un alivio momentáneo. "Al menos él entiende lo que estoy sintiendo."

-¿Con quién hablabas? No me digas que te llamó ese bueno para nada de Roberto -inquirió Maruja con desdén.

"Siempre lo mismo," pensó Isabella, sintiendo que la rabia comenzaba a burbujear en su interior.

-Mamá, por favor, no empieces. No es el momento. Además, tengo que salir.

-¿A dónde vas? ¿Me vas a dejar aquí sola en medio de toda esta angustia que me está volviendo loca?

-Mamá, necesito tomar un poco de aire y pensar en lo que vamos a hacer.

-Ya sé que vas a ver a ese mediocre de Roberto. Por favor, Isabella, en vez de buscarle una solución al problema, te empeñas en salir con un tipo que no puede ofrecerte nada.

"¿Cómo puede ser tan ciega?" Isabella, abrumada por la angustia, tomó su bolso y, sin decir una palabra, salió de la casa dando un fuerte portazo, dejando a Maruja con la palabra en la boca, mientras esta le gritaba:

-Isabella, ¡te estoy hablando! ¡No me dejes sola!

Maruja, desesperada al ver que no podía sacar a Eugenio de la cárcel y con la amenaza inminente de perder su hogar, decidió llamar a Alejandro Lombardo. Este había sido socio de Eugenio en varios negocios y era un CEO influyente, dueño de casi la mitad de la ciudad, proveniente de una familia poderosa. Aunque sabía que Eugenio le debía una considerable suma de dinero, también era consciente de que Alejandro siempre había mostrado interés en Isabella.

"Si logro que Alejandro ayude, tal vez pueda salvar a mi familia," pensó Maruja, sintiendo un nudo en el estómago mientras marcaba el número. La conversación fue breve, pero lo suficientemente contundente como para que él prometiera ayudarla.

Aquella noche, Isabella llegó muy tarde. Cuando Maruja se encontraba dormida, ella estaba realmente cansada y nerviosa, porque había algo que había ocultado a sus padres desde hacía días: estaba esperando un hijo de Roberto. "¿Qué haré si mi madre se entera? ¿Y si Eugenio no sale de la cárcel?" La noche fue larga para ambas; ninguna durmió. Isabella estaba completamente ajena a lo que su madre estaba planeando.

Al amanecer, la mansión se sentía aún más sombría. Isabella, con los ojos hinchados y la mente nublada, se sentó en su cama, sumida en sus pensamientos. De repente, escuchó el timbre de la puerta. Miró el reloj: eran las 8 de la mañana. Se preguntó quién podría ser tan temprano. Mientras tanto, Maruja sabía que era la visita de Alejandro, quien había sido muy puntual, y corrió a abrir la puerta.

-Maruja -dijo Alejandro, con su voz profunda y autoritaria-. He venido tan pronto como pude. ¿Qué está pasando, en qué puedo servirte? -le preguntó, aunque en el fondo ya estaba enterado de que su ex socio estaba en prisión.

Maruja, con una calma estudiada, comenzó a explicar la situación.

-Eugenio ha sido arrestado. No sabemos qué hacer. La prensa está al tanto, su reputación está hecha añicos y estamos en una posición muy vulnerable. -Su voz no traicionaba la preocupación que sentía, pero sus ojos reflejaban una determinación fría.

Isabella bajaba las escaleras, aún en pijama, y se quedó en estado de shock al reconocer a Alejandro. Su figura, segura y decidida, era inconfundible. "¿Qué estará haciendo aquí? ¿Sabe algo que no sé?" Se acercó para escuchar mejor, queriendo entender cuál era la verdadera razón de su visita.

-¿Y qué hay de Isabella? -preguntó Alejandro, su mirada fija en Maruja, pero con un ligero destello de interés al ver a la joven. "Debo mantenerme cerca de ella. Este es el momento perfecto para acercarme."

Isabella, sintiendo la tensión en el aire, pensó: "No puedo dejar que Alejandro se interponga en mi vida. Pero, ¿qué opción tengo?"

La conversación continuó, pero en el fondo, cada uno de ellos luchaba con sus propios demonios y deseos ocultos, mientras el destino de sus vidas se entrelazaba en un juego peligroso que apenas comenzaba.

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