Miss brillantina

Su interés por los crímenes y los juegos de detective habían empezado desde chiquita por su ávida afición a Sherlock Holmes, Poirot y Miss Marple, tan así que sus seudónimos en plataformas sociales era: "Miss brillantina", obviamente no usaba su nombre real para éste tipo de dispositivos tecnológicos ya que decía que te espiaban, pero no es como si su mail no llegara al nombre de Iris Wzychunk -aunque resultara paradójico- y ahora intentaba llevar la vida como lo hacían los personajes ficticios, qué tal si podría ser la primera mujer en crear el puesto de detective consultor, aunque todo debía

pensarlo desde una perspectiva ficticia, ¿cómo se desenvolvería el infame protagonista de Doyle en esta época actual? Donde la información está al alcance de la mano y la cultura de la cancelación se expande más rápido que las redes de agua en las provincias, donde todo se hace viral para bien o para mal, donde todo es público y burla, pero también se hallan aquelles guerrerxs que intentan cambiar las cosas y no se venden al lucro y a la exposición del marketing, que todavía desean tocar pieles y no teclas u homunculos vacíos de sentido común, pero llenos de noticias falsas.

Esa era la época que Iris transitaba por su adolescencia tardía tal como la psicóloga Susana Quiroga menciona en uno de los artículos que leyó en la facultad y dícese que la adolescencia se extiende hasta los 28 años, ella se encontraba en el medio y había terminado recientemente la carrera de trabajo social porque sentía que debía ayudar en algo, aunque a veces deseaba ser esa máquina autómata como Watson describía a su compañero, sin embargo había sido dotada de una sensibilidad especial porque la conmovía hasta el soplo de una hoja, pero sí llevaba un método de deducción y observación muy efectivo. Cuando era chiquita se encargó de anotar todos aquellos detalles que llamasen su atención en una libretita Gloria, esa que tiene hojas finitas y transparentes, que la crisis las dejó baratas y podés hacerle cualquier garabato en la portada, y así comenzó a diferenciar las expresiones de su entorno más allegado para después expandirse hacia el público en general.

Su primer caso hacía la investigación real sucedió un día lluvioso, de esos días donde se corta la luz y todo el barrio parece película de terror y coincide con el momento en que el un hombre con una mascara anda paseando con un cuchillo en mano; había hallado una página donde reunían información de casos sobre desapariciones y todos los datos hasta la fecha. Tomó uno. La persona en cuestión era una mujer de 18 años, pesaba 50 kilos hasta el momento y medía no más que 1.60 cm, salió de la facultad y nunca más regresó a su hogar, de esto ya habían pasado ciertos meses, por lo cual, se pondría en marcha rápidamente anotando aquellos datos y detalles extraños que no encajaban con lo que decían los testigos, sus allegados, la hora de salida y partida.

Por unos breves segundos Iris miró hacia la ventana donde la luz de los relámpagos iluminó hasta el último lugar de su hogar y pensó y medito y repensó que las aguas eran turbias y el mundo un lugar oscuro, que si entraba ya no podía salir y al igual que le decían algunos: "sos una nenita malcriada que se mete siempre donde no la llaman", pero el teléfono sonó, pulsó las teclas del número y del otro lado se oyó: "Hola, ¿quién habla?"

- Hola, tengo información sobre la desaparición de Perla. Una sonrisa gloriosa se asomó sobre sus labios y respiró profundamente ignorando el latido de su corazón: "Quiero una reunión con usted".