El Castigo del CEO
hijo y ahora mismo_ grito
dijo el padre de
de pronto sentía los parpados pesados,
el señor Marshall furioso y levantó
la bragueta de tus pantalones cerrada solo una
viéndolo con picardía mientras l
ero la luz solo empeoraba su migraña. Cuando por fin pudo abrir los ojos se percató que estaba en la habitación d
o hizo se arrepintió, pues sentía la boc
despertaste_ le respon
vor_ logró sus
a silla y le dio una vaso de agua,
favor_ dij
bebé toda la que quiera
amá_ le preguntó
e alcanzó a decir su madre antes
qué pasa, que tengo
el baile de máscaras alguien pu
a de llegar y estaba recostada en la puerta de la habitación _ Bueno al men
_ la acall
h estaba obsesionada con Ares Prokopis desde que era una niña. Algo me dice que
itó su madre _ No te ex
e todos en la ciudad comentan
le empezó a dar vueltas, sintiendo
, ahora papá está en la mansión de
u madre desmintiera todo lo que acababa de decir su herm
lecer, quería solo volver a dormir y despertar de esa horrible p
una enfermera le dió un calmante para que se tranquil
haciéndola ponerse alerta, cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad pudo percibir una silueta de un hombre sentado en una silla alejado de su cama, se sintió atemorizada y trató de incorporarse pero la debilidad de su cuerpo y el cansanc
lo que has conseguido_
cesarán las lágrimas. Hacer el amor con ella debía ser lo último que le pasará por la cabeza, cuando ella intent
encia. Un asomó de compasión se agitó dentro de él, pero se acorazo a
e su padre, donde se había esforzado cada día como presidente de la directiva, estaba orgulloso de proteger el bienestar de la familia y la buena reputación de su apellido. Y de pronto aparecía esta mujer, que ya no era la niña dul
evidente turbación. Ella se merecía aquello y mucho más. Pero, p
nto me has tomado?_ P
negaba con
nde están mis padres
e no tienes ni una pizca de inocencia _ dijo con aspereza _ mont