Él la salvó, yo perdí a nuestro hijo
vista d
se tenía un peso diferent
de las máquinas que mantenían a la gente con vida. El silencio aquí era pesado
an protestado, citando el yeso fresco que envolvía mi pierna y los punt
rlo. Y cada vez que no era él, una pequeña y
casa. Necesitaba acc
osas alfombras persas. Las luces de la ciudad de Monterrey se filtraban a través de los v
l estudio es
n el pasillo. El olor me golpeó antes que la luz:
ace
do flojamente alrededor de su cuello como una soga. Su cabeza estaba echada hacia
mpletament
evorando vivo. Quizás estaba bebiendo para ahogar la imagen de su es
muleta golpeó el marco de l
emente se movió, girando su rostro
dr
strado, espeso por e
el aire atrapad
usurró. Sonaba
ancos. No estaba lamentando sus acciones. Estaba soñando con ella. Incluso en su sueño, e
era ronca, seca por días d
nte dejó escapar un larg
a oscuridad-. Un desperdi
es como si me hubieran dado
tro matrimonio. La duración del
dida de tiempo. Una era de transición mientras esperaba qu
undo al Mando. El hombre que había ju
ía pe
e me había alimentado en el hospital, el fuego que habí
ón de una estructura que finalmente se había derrumbado
la v
Me senté en el borde de la cama y saqué e
gina marcada con
. Llamó a nuestra v
ción To
ulo perfecto. Un cero. El f
entí más ligera de lo que
é un número que había me
l receptor-. Y necesito al eq