Él la salvó, yo perdí a nuestro hijo
vista d
e habría sido una rendición, y
si estaba librando
ostro una máscara de in
s velas, destellando con cada giro de su cabeza, b
-dijo Adriana, apuntando con su tenedor a mi plato
, tomando un sorbo de
elo-. Sabes, en la gala de la próxima semana, la gente va a hablar. Dic
rojo cubría la copa. -Debe ser difícil, saber q
, pero no la detuvo. -
puchero-. Es triste.
l sonido fue su
calma glacial-. Canalizo más dinero a través de proyectos de construcción legítimos en un m
ró, sorprendido. Rara vez veía l
la habitac
línea de gas o una bomba. El sonido fue ensordecedor, un rugido que su
lo se
nte de vidrio y acero que pesaba media tonelada, gimió.
nía a
vi caer en cámara lenta.
rda. Adriana estaba a la dere
de segundo. Un ins
me
nzó a su
obre el de ella, protegiéndola con su propia carne y hues
é senta
i el
l mundo
se estrelló contra mi hombro, tirándome al suelo. Fragmentos de vidrio lpor mi muslo. Grité, pero el sonido se pe
Estaba tosiendo, ahogánd
na! ¿Es
ián. Frenétic
ió ella desde debajo de
jo -ordenó-.
istancia. La sangre empapaba mi vestido esmeral
é. Salió como
iana a levantarse. Ella no tenía ni un rasguño. Le
fuerte, con los
ró. M
o y vidrio. Mi pierna estaba to
or un momento, solo un mome
spiró. Dio un
Peligro de explosión secundaria inminente! -Un
dijo Damián,
! ¡Necesita sacar a la señorita Villarre
interpretando a la perfección el papel del ci
ente. Estaba sangrando, pero lo
, que estaba h
-ordenó Damián al
na en sus brazos y co
d
a v
rtable, arrastrando mi pierna rota sobre los escombros.
una ambulancia
acera, revisando el pulso de Adriana, ignorand
r físico no era nada co
mente se actuali
veinte
delabro
virtió en
vertí en l
ción To