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La Rata en las Sombras: Su Caída

Capítulo 5 

Palabras:1055    |    Actualizado en: Hoy, a las 10:31

vista de

Leonor, mi suegra, golpeó su

uchos nietos! -anunció, su mirada detenié

gro in

dar un paso atrás en esa carrera tan exigente tuya. Sabes, siempre nos preocupó que tu

tilmente. Metió la mano debajo de la mesa y ap

ha sido un viaje desafiante, y ciertamente no es su culpa que aún no hayamos concebido. -Int

se rió, un sonido l

o mejor para ambos. Una familia grande

gitaba dentro de mí. No me molesté en responder. ¿Qué había que decir? Mi vida

eando las páginas con entusiasmo. La familia se reunió alrededor, riendo, recordando. Observé desde la

a Isabela. Allí estaba ella, en la graduación, en las vacaci

on adoración a Isabela-. ¡Braulio, estabas tan enamorado! Estuvo enamorado de Isab

rojó lindament

llo de frío desdén en sus ojos, antes de bajar la mirada, fingien

da en la sala de mis suegros, con mi esposo, mirando fotos

dome en la nuca. Recordé el susurro de Isabela en el baño antes, mientras me lav

el rostro de Isabela en la foto. Se detuvo en una toma espontánea de el

sesperación, todo se sentía absolutamente si

ntra mi espalda baja. Un dolor agudo me atravesó, y tropecé, cayendo con fuerza sob

momentáneamente despojado de su compostura practicada.

a, su voz estridente-. ¡Pídele perd

lorar, negando

! ¡Braulio es MI papá! -gritó, su peq

llenaron de lágrimas, s

o tendrá sus propios hijos

a mi papá! -gimió Leo, aferr

, miró mi vestido, buscando manchas visibles. Dejó

teñida de una impaciencia cansada-.

itando. ¿Cuándo me convertí en l

de un empujón

opósito, Brau

Braulio se e

su voz plana, un toque de acero baj

zo. Agarré el hombro de Leo, mis de

xigí, mi voz b

ó, apartándom

tocar a mi hijo!

brazo golpeando la esquina afilada de una mesa auxiliar. Un jadeo escapó de

silencio. Todos miraban, c

a su lado, buscando frenéticamente un botiquín de primeros auxilios. Su rostro, cuando me

ndo de rabia-. ¡Estás actuando como una verdulera! ¿Cómo pu

unque en el pecho, cada respiración era una lucha. Contuve las

ra de seguridad montada en

pujé después de que ella me

a los ojos, mi voz temblan

ansferencia de embriones. La cancelé. Así que no tienes que preocupart

color. Me miró fijamen

resonando en el repentino y horrorizado silencio

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