La Rata en las Sombras: Su Caída
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entre por el hijo que mi esposo, Braul
a de embriones, él se largó. Me dejó por su novia de la prepa, Isab
ilia" mientras su propia familia me humi
empujó al suelo, Braulio corr
con pu
erías una buena madre si t
a los ojos, mi voz te
ioso, Braulio? Cancelé la
a toda su fami
io. Y esta vez, n
ítu
vista de
al otro lado de la habitación, clavado en su celular. Tenía el ceño fruncido, la mandíbula apretada. Era una expresión que conocía demasiado bien
una familia, la oportunidad de tener el hijo que ambos decíamos desear con desesperación. Un peso enorme se había levantado
plana. Ni siquiera levantó la vi
ierta por la sábana estéril. Mi cuerpo estaba preparado, mi mente era una mezcla borrosa de anticipac
nalmente mirándome, para luego volver rápidamente al
a mirada que podría cortar la leche. Tenía los labios apretados en
sa lo necesita aquí. Este es un procedimiento crucial, y necesitará su apoyo y ayuda despu
u teléfono resonó en la silenciosa habitación, haciéndome saltar. Me miró, un destello de algo que podría h
nte se trataba del hijo de Isabela, o del drama de la propia Isabela? ¿E
resurada, ya retrocediendo hacia la puerta-. No te pr
a se cerró con un clic, dejándome con la mirada compas
ra proceder con la transferencia. Tenemos dos embriones excelentes, como lo discutimos.
inación de meses de inyecciones, ultrasonidos, lág
No solo llegaba tarde. Se hab
ora se sentía como un campo de batalla. Mi abdomen estaba hinchado por las hormonas, mis brazos amoratados por las interminables extracciones de sangre. Cada
ije, mi voz ap
su mano flotando sobre lo
ora Be
esta vez más fuerte, las palabras sintiénd
lado. Sus ojos estaban abierto
iones listos. Esta es una oportunidad única
firme-. Rara vez obtenemos embriones de tan alta calidad. No
rostros amables
me, a pesar del temblor en mis
maratón físico y emocional. Ciento veintiún piquetes en mi vientre, cada uno una oración silenciosa, un sacrificio callado. Todo mi ser gr
. No podía traer un hijo a un matrimonio que ya se estaba desmoronando, a una vida en la que
o, un torbellino de resentimiento y una extraña y liberadora resolución. El sueño de un hijo, que me había consumido durante tanto ti
iró, un sonido car
ueños puntos de esperanza ahora cubierto. El silencio en la habitación era ensordecedor, un marcado contraste con el caos
a se sintió como el cierre de un capítulo, no so