El corazón por el que me casé
/0/20712/coverbig.jpg?v=a7948686fdead3c68c1af1e95bbaa921&imageMogr2/format/webp)
su muy pública aventura. Lo hice todo por el corazón que latía en su
privado lo destrozó todo. Era una me
sposo. Latía dentro de un CEO de tecno
xtraño cruel. Cuando su amante provocó que cayera a una alberca, me de
todo por una devastadora coincidencia. Mi
ndro finalmente me encontró, rogándome que volviera, no lo entendió. No estaba h
ítu
vista d
mío, creyendo que era una mentira que mantenía vivo a mi verdadero amo
o del penthouse. Lo ignoré, concentrada en frotar una mancha inexistente de la encimera. Era un hábito que hab
suspiro, me sequé las manos en un trapo de cocina y lo le
testé, mi voz cuid
o-. Tengo la información que solicitó. Pero...
do me recorri
gamelo,
el crujido de pa
tros del hospital... fueron archivados incorrectamente al principio.
la encimera, mis nudil
lase de
pesado y ajeno a pesar de ser el de mi esposo-. Él tuvo un trasplante
tes electrodomésticos de acero, la vista del horizonte de la Ci
ue un susurro, un al
a lástima profesional-, fue trasplantado a otro hombre. Un CEO de te
Monterrey,
andro.
r silencio. Cuatro años. Cuatro años de devoción, de soportar la fría indiferencia de Alejandro, sus humillaciones públicas con Brenda Bernard colga
Un estúpido, patético,
s cuatro años, se evaporó en un instante. No se desmoron
andro entró, aflojándose la corbata. Arrojó su portafoli
iar y distante-. Brenda tuvo una caída.
uitando el saco, su atención completamente en la muje
frenética irradiaba de él que nunca antes había visto. Su cabello perfectamente peinado estaba l
tan fuerte que apenas podía estar de pie, simplemente le dijo a su asistente que un médico hiciera una visita a domicilio.
un marcado contraste con su p
olor fantasma del amor por Daniel. No des
oví. Sus ojos, los fríos ojos grises en los que una vez intenté
mundo acababan de ser aniquilados, y en
a del temblor que usualmente tenía cuando pronu
nte, su frustración conv
e que ver eso con nada? -Pensó que estaba s
rro-. Tu corazón. El que late en tu pecho ahora mismo. ¿Tuviste a
i hubiera perd
qué se trata esto, Helen
jandro -aclaré, las palabras sabiendo a liberta
planeando nuestra luna de miel, sus ojos brillaban mientras describía los atardeceres en Santorini. Se había registrado como donante de órganos un año antes, un acto casual de generosidad. "Previví
n, había recibido un trasplante de corazón el mismo día, en el mismo hospital, una esperan
ba. Un reemplazo. Una esposa conveniente con la que se casó por un capricho después de ver una foto de Brenda, su amiga de la infancia y amor no correspon
olvidados, todo porque Brenda llamaba. Y yo lo había soportado todo, presionando mi mano cont
confusión-. ¿Había antecedentes de alergias en la fa
eño, un destello de me
te tenía una alergia severa. Tuvieron que tener cui
mi Daniel era severamente alérgi
a. Fue una coincidencia. Una cruel y devastadora coi
mi duelo. Y lo vi por lo que era: un hombre frío y egoísta qu
abía roto. Y ta
ina, tocó mis labios. Se sintió extraña-. Deberías ir c
, lo estaba desconcertando. No podía entenderlo. Por un momento, pareció que quería decir algo más, pero la id
se cerró, recogí mi teléfono
a mi a
-. Soy Helena De la Garza. Quiero so