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Todo está mal, pero está bien. Te volviste amante.

Capítulo 2 Primera cena, primera mentira

Palabras:1591    |    Actualizado en: 17/07/2025

probar un poco de su sabor, divertirme y salir indemne. Qué estupidez la mía: pensar que solo podía jugar con fuego en la medida de lo pos

ada más. Una cena cara, una buena conversación, una sonrisa torcida. Eso era todo -repetía en

ugar. Y Fábio... Fábio siempre supo exactamente hasta dónde dejarme creer que yo tenía el control. Si alguien me preguntara hoy

límites. El problema fue cómo me sujetó la mano cuando pidió otra ronda

erbal para meterse en problemas. Y que, a diferencia de los contratos que

iano en Cambuí. Fábio al otro lado, con la chaqueta tirada sobre el respaldo de la silla, la camisa blanca con el

istoria de chica trabajadora: hija de profesor, padre de banquero, becaria en un colegio privado, que aprobó el examen del Colegio de

ada palabra. Revolvía el vino en su copa, apoyaba la barbilla en

a había olvidado la advertencia mental que decía:

egó la prim

de r

reguntó, inclinándose hacia adelante, como

Qu

as que pierden e

ré, r

ora. Que es un poco torpe. Eres

encanto halagándome p

con los que hacen cumplidos demasiado pronto, con los qu

devolviéndole la sonrisa. Y ac

robé. Entre bocado y bocado, empezó a soltar frases

hace un

centrado en

as, ¿verdad? Pero contigo...

ligero." Traducción: "Voy a hacerte pensar q

eyera, sino porque quería creerlo. Es diferente, ¿sabes? A vec

agarlo todo. Incluso intenté dividirlo, como insiste una mujer moderna,

tera y pasó la tarjeta metálica

yo", me gu

, pregunté m

a comisura de

o. Y pasado ma

do en letra pequeña:

esas farolas que hacen que todo parezca sacado de una mala película romántica. La calle estaba casi vacía. Fábio

a de valer más que mi apartamento alquilado. Abrió la pu

acias por la cena, estuv

elto a mi edredón, a mi Cabernet, a mi mun

ateral frío del coche, sintiendo la

notó. El hombre tiene b

", preguntó

, me

e lleve a casa?

uscar un coche", intent

a y suave, una que ya

en la puerta. Prom

risa, como q

Te port

e dirigió esa mirada que d

u

aja del estéreo: una lista genérica de jazz moderno, que apuesto a que ni

la palanca de cambios. Demasiado cerca de mi pierna. Podía sentir

i dirección, como si no fuera a

d Cambuí?"

e problemas", dije, como si fuera una iro

detuvo en un semáforo. Y allí, en el semáforo en

irte algo?"

ue no quería estar c

ligente, habría cont

rte, habría dicho:

inclinó. Me besó la barbilla, luego la

o d

marcha, mi consciencia se apagó. Cuando me di cuenta, el bocinazo

ndose de una broma que sa

or apagar el coche. Tenía la mano en el pomo de la pue

rró la

ntó con descaro. Deber

aber dich

n la acera, fumando un ciga

e mi boca antes de

aliente en la nuca. Ni siquiera miraba la cámara del ascensor: la paranoia

ero, por mi lista de jazz, la misma que escuchaba s

dos copas. Brindó por mí como si la vela

a, tres pasos s

ento. Cada caricia, cada beso, cada frase sus

ba nada. "Separados". Eso fue lo q

Él seguía allí, durmiendo a mi lado,

Es esto real? ¿De verdad es

n esa sonrisa torcida, me

veré, ¿vale?

h

c

ada, un contrato invisible firmado con un beso, y Maríl

tragada. Primera

ondo, l

hay una cama caliente, una sonrisa torcida, un

pida, dici

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