Sabrina moreno y Marcos Jonas han sido vecinos desde hace mucho tiempo, aproximadamente 10 años. Cada uno de ellos vivía su mundo pues realmente no se la llevaban bien además nunca cruzaban palabras ya que muy poco coincidían. Pero un día ocurre un pequeño accidente y casualmente una ventana abierta hacen que las cosas cambien de un momento a otro, todo esto sucedió inesperadamente, haciendo que la vida de Sabrina jamás volviera hacer la misma. Esta es una historia que te hara imaginar muchas cosas, te atrapara y te hara imaginar muchas cosas
Durante la mudanza de una nueva familia en el vecindario todos se llenaron de intriga, haciendo que la curiosidad de una pequeña de 10 años despertara, más al notar que esa casa que era la protagonista estaba al lado de la suya.
-Mami- dijo la pequeña niña a su madre con curiosidad- ¿quiénes son los del carro?
-Cariño, ellos son los nuevos vecinos- respondió su madre viendo como por primera vez su pequeña hija tenía curiosidad.
-Pero esa casa es muy grande- dijo la pequeña tratando de ver cuantas personas salían del carro.
-Se nota que es una familia grande, ¿quieres ir y darles la bienvenida? - pregunto su madre tratando de satisfacer aquella curiosidad, pero su hija negó con la cabeza y siguió mirando desde la ventana.
En lo que trascurrió la mudanza de la familia la pequeña no quito su mirada de la ventana de la sala hasta dicha familia entro a su casa con todas sus cosas adentro, por otro lado la madre de la pequeña estaba muy emocionada de que su hija demostrará interés por algo por primera vez en su vida ya que cuando esta era más pequeña tuvieron algunos conflictos con el padre de ella, pero su pequeña hija nunca pregunto por nada, ni se sorprendió por lo que paso, hasta entendió todo a la perfección y se adaptó rápido a todo lo que pasaba, tampoco pregunto cuando a su padre le presento a su otra familia fue como si ella entendiera todo a la perfección a pesar de su corta edad.
-Cariño-hablo la madre haciendo que la pequeña alzara la cabeza para poder mirarla- ¿quieres galletas?
-No- respondió ella volviendo a sentarse bien en el sillón para seguir dibujando.
- ¿segura que no te quieres presentar con los vecinos?
-Si- dijo y después de una pausa añadió- ellos están cansados, y según el libro que tienes en la repisa sobre embarazadas la mujer del vecino está embarazada así que debe estar más cansada.
-Si tú lo dices- dijo la madre rindiéndose.
Al pasar de una hora la pequeña comió y salió directo escaleras arriba para ir a su cuarto mientras su madre limpiaba los platos sucios.
Al entrar a su cuarto la pequeña abrió los ojos con asombro y se escondió detrás de un enorme oso de peluche el cual le había regalado su padre a modo de disculpa por no aparecer durante un mes entero.
- ¿Por qué? -pregunto a sí misma con un tono muy bajo al ver a un chico de pelo y ojos negros al lado de la ventana del cuarto de él, ventana que quedaba al frente de la ventana del cuarto de la chica la cual no se había percatado de eso antes, tampoco de la cercanía de esas dos casas.
-cariño, voy a la tienda ¿vienes conmigo? - se escuchaba la voz de su madre cada vez más cerca de donde estaba ella, sus tacones resonaban en el pasillo hasta que entro a su habitación para verla escondida detrás del peluche sin razón aparente- ¿Qué haces escondida?
-Nada- respondió rápidamente la chica saliendo poco a poco del peluche viendo como el chico al otro lado de la ventana escuchaba y veía todo con una pequeña sonrisa.
Y así pasaron los años con pequeñas miradas y cortinas cerradas por ambos lados, años que no pasaron desapercibidos por ninguno de los dos.
6 años después
-Vamos- me apuro mi mamá desde afuera de la casa, me apresure y tome mi celular para salir corriendo escaleras abajo, tropezando por la sala y llegando a la puerta principal para cerrarla mientras llegaba al lado de mi madre.
-Vámonos- dije caminado por el lado contrario de dónde se supone que íbamos.
- ¿y tú para dónde vas?- pregunto mi mama tomándome del brazo guiándome por el camino correcto.
-Quise ir a conocer a los vecinos, no es bueno solo conocer a sus padres- sonreí con inocencia.
-Si eso quieres- dijo volteando hacia la casa de ellos.
- NO- grite-di-di-digo no queremos llegar tarde donde mi padre y su tediosa cena familiar.
Ella rio negando con la cabeza y volvió a mi lado para caminar juntas, después de unos 30 minutos llegamos al restaurante que había mencionado mi padre por el teléfono esta mañana, entramos con un poco de curiosidad por el lugar.
-Buenas tardes- dijo un señor en la entrada.
-Buenas tardes- dijo mi mamá acercándose al señor.
- ¿Tienen reservación?- pregunto el señor.
-Eso creo- dijo mi mamá dudando un segundo- está al nombre de Gerard Brown.
-Sí, aquí están- dijo el señor después de revisar en un libro- síganme por favor.
Al llegar a la mesa lo primero que capto mi atención fue el rojizo cabello de la esposa de mi padre y el de su hijo menor, mi padre al percatarse de nosotras se levantó de su asiento con una sonrisa y me dio un abrazo.
-Siéntese por favor- nos dijo señalándonos dos de los tres asientos vacíos.
-Amor la gorra- dijo su esposa a mi padre haciendo que él se percatara de la gorra que tenía puesta y se la quitara peinando su castaño cabello de manera violenta.
-Valery quiero que este fin de semana te quedes en mi casa- dijo mi padre sin rodeos mirándome seriamente con un brillo extraño en sus ojos verdes.
-Nos encantaría tenerte este fin de semana con nosotros- agregó su esposa acercándose más a mi padre y sonriendo haciendo que sus pecas resaltaran más.
-Mamá- susurre a mi mamá viéndolos de reojo.
-Dime cariño- dijo mi mamá acercándose a mí.
- ¿Ellos hablaron primero contigo?-pregunte en un mismo susurro acercándome un poco más a ella.
-No, pero no importa cariño si quieres ir ve- dijo ella con una sonrisa.
-Lo siento- dije reincorporándome alzando un poco la voz para que todos en la mesa me escucharan- por la propuesta que me hicieron de quedarme con ustedes este fin de semana se las agradezco muc...-fui interrumpida por el otro hijo de mi padre.
-Lamento la tardanza- dijo sentándose a mi lado con una sonrisa.
-No hay problema- respondió su madre- continua querida te escuchamos.
-lo que decía, agradezco mucho su oferta pero tendré que decir que no puedo este fin de semana.
- ¿Es por no haberlo hablado con tu madre antes?- pregunto mi padre un poco decepcionado.
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