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Pandora: La Era de la Inquisicion

Pandora: La Era de la Inquisicion

Zikaro

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Capítulo

El Mundo de Pandora es reinado por el Imperio Garleano y La Inquisicion la cual esta prohibiendo la magia en este, toda persona que nace con algún don mágico es cazado y asesinado, esto cambio cuando Los Cuatro Jinetes aparecieron y enfrentaron al gran Imperio Garleano sin miedo al fracaso, lamentablemente estos fueron derrotados y separados. Han pasado cinco años desde esa batalla, los pocos portadores de magia están ocultos del mundo para evitar ser cazados, pero un grupo de heroes se unirán en búsqueda de una forma de detener este malvado Imperio y detener la Era de la Inquisicion.

Capítulo 1 La Era de la Inquisicion

Un joven se despierta con las sacudidas del lugar donde estaba, se encontraba en un barco rumbo a Vahlalla, la región al Norte del continente de Pandora, este tenía una armadura de hierro cubierta de una capa oscura, en esta región el frio era insoportable, este helaba hasta el más fuerte, este sujeto era un joven Garleano con ciertos rasgos Hanamureanos, sus ojos eran finos como los orientales, su cabello era un negro azabache con el flequillo hasta el ojo y en su espalda tenía un inmenso espadón, su nombre es Darius, a su lado había una joven encapuchada de cabello rubio, también de origen G

arleano, aunque su aspecto era distinto en realidad era su hermana menor el nombre de ella era Rose, frente a ellos hay un sujeto observándolos, pensando que son algún tipo de pareja, este tipo es un Hanamureano el cual le falta un ojo, estos tienen orejas puntiagudas y ojos orientales, nota en la mirada del joven la sangre de Hanamura y en su cuello identifica un collar de una cruz roja, este era el emblema de la Inquisicion.

Hanamureano: ¿Un Inquisidor he? Estas muy lejos de casa...

El joven lo observa con mirada seria antes de responderle, atento a que no esté armado, tenía unas dagas en su cinturón pero no estaba con las manos cerca de ellas.

Darius: ¿Algún problema?

Hanamureano: Yo no... pero si la gente de la región... los Inquisidores no suelen ser bienvenidos... mi nombre es Reiner, podría saber... que hace un sangre mestiza en el gran Imperio Garleano...

Darius: Supervivencia... mia y de mi hermana...

Reiner: Entiendo... a veces hay que unirse al bando ganador para sobrevivir... ¿pero estas a favor de eso?

Darius: No... nunca lo estuve...

Reiner: Que pena...

El barco comienza a detenerse, llegaron a la costa, por lo que el joven sacude a su hermana para despertarla.

Darius: Rose... arriba, hay que bajar...

Rose: Ya llegamos... dios que rápido.

Ella se estira un poco, su voz era muy fina y dulce, no se suelen ver mujeres en la Inquisicion y menos tan jóvenes, no parecía superar los 18 años, Reiner los observa levantarse y preparar su equipaje.

Reiner: Oculten el medallón... eviten problemas...

Darius: Gracias por el consejo...

Ambos hermanos se dirigen a la bajada del barco, estos viajaron desde la Capital de Garlean por una misión, los Inquisidores jamás viajan tal al norte del continente, pero esta es bastante importante...

El viento sopla en este fuerte invierno, el sol aun no sale y entre la oscuridad del bosque nevado, se ve el fuego de una fogata, una mujer está descansando allí, cubierta de unas pieles descansando con un oído al aire en caso de que algo la este acechando... y así fue, el fuego en la oscuridad atrae a las criaturas y el gruñido de algo la despertó, esta reacciona lo más rápido posible, levantándose y yendo directo a tomar el arco que tiene a su lado, lo tensa y se mantiene apuntando a la figura que se ve en la oscuridad, es un gran oso el cual se alza en dos pies dando un fuerte rugido, pero la mujer oculta en una capucha negra no titubea y apunta con precisión para soltar su flecha....

-Eres mia maldita criatura...

El disparo da directo en el torso del Oso, la oscuridad le jugó una muy mala pasada ya que apunto a la cabeza, este corre furioso hacia ella y da un zarpazo con sus garras lanzándola hacia un costado, a pesar del dolor de la herida, la guerrera se pone de pie y toma el hacha de su cinturón, haciéndole señas al Oso para que ataque.

-¡Vamos maldita bolsa de carne! ¡Tú serás mi alfombra!

El oso salta sobre ella intentando morder su cuello, la guerrera usa el hacha para evitar la mordida, la fuerza de ella era increíble y a la primera que el Oso da un mal golpe, ella rápidamente sale de debajo de la criatura para dar un hachazo en su cuello, salpicando la sangre del oso en su cara mientras ella esta agitada y con la adrenalina por las nubes.

-Dios... maldita cosa peluda... tengo sangre en la cara... que asco...-

El sol sale y la mujer marcha hacia una pequeña aldea llamada Aivar, esta se encuentra ubicada al sur de la Capital de Valhalla, esta pequeña aldea es costera, entre la fría nieve y el fuerte viento que sopla en la zona, ella camina en dirección a la aldea, con una gran piel de oso cargada en su espalda y carne desollada en su cintura, esta joven apenas parece tener 22 años, la mujer tiene cicatrices en sus brazos y una en su rostro, su cabello es blanco como la nieve y su estatura no es tan alta para lo que suelen medir las Nordicas que llegan fácilmente a 1,70m, pero a pesar de eso y su contextura física abarca una gran fuerza, típica en su gente, en su cinturón también cuelga un hacha de una mano la cual tiene sangre al igual que su armadura, parece que ha tenido que usarla recientemente., sus ojos son de un azul tan intenso como el mar los cuales acompaña de un fuerte sombreado negro.

Esta porta una armadura de cuero con pelaje para cubrirse del frio junto a una larga capa cubierta de la nieve que ha ido cayéndole por encima, esta llega a Aivar y va directo a la peletera, el lugar es pequeño, la gente se conoce entre ellas y la conocen por supuesto, su nombre es Dahlia Vastary, una joven huérfana que creció en ese pueblo logrando tener su propio renombre, todos aportaron su granito de arena en formar.

El Herrero de la aldea le dio un techo cuando no tenia donde ir, su nombre es Varos, mientras que el dueño del aserradero le enseño a pelear con el hacha y a tirar con el arco, el Posadero le enseño a cocinar y la vieja de la aldea le enseño las distintas historias mitológicas y la religión.

La joven vendió las pieles a la peletera para luego ir a la Posada, necesitaba hacer algunas monedas, siempre fue independiente en ese sentido, cuando le agarro el gusto a la batalla volvía llena de sangre de criaturas y bandidos, la gente se preocupaba en un inicio pero luego se acostumbro a eso, no podían impedírselo, era negarle a un animal salvaje el ser libre, ella disfrutaba la aventura y la adrenalina de cada combate, al llegar a la posada esta tiene algo de gente, es temprano, la hora perfecta para una buena aventura, esta se acerca a la barra bastante agotada de haber perseguido ese Oso y traerle las pieles al peletero.

Dahlia: Buena Jaron, que hay en el tablón de anuncios el dia de hoy...

Jaron es el nombre del Posadero, un hombre robusto con una gran barba y cabello corto.

Jaron: Algo simple, muy de tu gusto, un grupo de bandidos se apodero de la mina de hierro y no parecen querer irse.

Dahlia: ¿Y la Guardias no harán nada?

Jaron: La guardia tiene cosas más importantes que hacer.... Como beber y jugar a las cartas, esto es algo perfecto para ti.

Dahlia: Me agrada, a las minas de hierro se ha dicho... pasare por lo de Varos primero, necesito equipo nuevo, tengo Oso, ¿te sirve?

Jaron: Siempre me sirve el Oso.

Unas risas se escuchan de fondo, un Nordico de cabello rubio y una gran tonalidad muscular se acerca a la barra, colocando una moneda de oro, su nombre es Letho, un aspirante a mercenario con el ego por la estratosfera.

Letho: Disculpe señorita, pero no pareces capacitada para una misión como esta, mejor déjasela a los veteranos en la guerra.

Dahlia: ¿Que le rompa el cráneo con mi hacha dice?

Jaron: Por favor... no inicien un conflicto aquí, salgan afuera en todo caso.

Dahlia: Bien, vamos afuera señor agrandado, voy a pintar le suelo de rojo.

Jaron: Hey calma, calma, podemos solucionarlo con una buena aventura...

Dahlia: ¿Aventura? Ya hablamos el mismo idioma... te escucho...

Jaron: He de partir a unas ruinas al oeste, donde hay un objeto de gran valor que quiero adquirir,

Dahlia: Una carrera por el objeto precioso, me interesa...

Jaron: Bien, saldremos al anochecer, planeo entrar sin que me detecten, eso te dará tiempo para ir a las minas y volver.

Dahlia: Alli nos vemos entonces Jaron...

La Mercenaria sale de la posada, no pierde tiempo en ir a la herrería donde se ve a Varos trabajando en un encargo, el calor de la forja se siente en la distancia y el sonido de los golpes de su martillo contra el hierro caliente da un aire a "Estar en casa" para ella, Varos es un sujeto muy corpulento, parecido al posadero pero con su cabello atado, este tiene runas nórdicas tatuadas en su brazo, está terminando un gran espadón, Dahlia apoya contra la pared observándolo.

Dahlia: ¿Buenas Varos, para quien es semejante espadón?

El herrero limpia el sudor de su frente con su hombro para descansar un instante, llevaba algunos días sin ver a Dahlia volver a la herrería.

Varos: Como fue la caza, ¿encontraste algo interesante?

Dahlia: Nada, estoy asquerosamente aburrida de que no pase nada, ahora ire a las Minas a deshacerme de unos bandidos y luego a las Ruinas de la montaña del oeste, hay una carrera por un tesoro.

Varos: ¿Y te aburre eso? ¿Quieres pasar un día en la forja?... tienes que dejar de jugar tanto con la suerte, un día no la tendrás y algo malo te pasara.

Dahlia: Si bueno, mientras tenga un herrero que me forje cosas de tan buena calidad como tú, estoy a salvo, ahora... ¿me preparas un Hacha de Acero?

Varos: ¿Supongo que tienes con que pagarla? El Acero es caro.

Dahlia: Claro que si.... ¿Te lo puedo pagar en partes?

Varos: Jajajaja... eres un desastre, tengo una dentro de casa, entra y de paso come algo, estoy seguro que no te alimentas bien hace días.

Dahlia: El conejo tiene buenos nutrientes... todo está muy muerto desde que el Imperio Garleano domino la zona, mi ultimo desafío fue esa Bruja que no paraba de alzar Dragurs...

Varos: Casi mueres esa vez.

Dahlia: ¡Sí! Y sabes que, me siento mil veces más viva cuando estoy a punto de morir... todo hubiera sido mejor si los cuatro Jinetes hubieran ganado la guerra...

Varos: No digas eso en voz alta... hay Garleanos por doquier...

Dahlia: Si... como sea... voy por mi hacha, tengo algunas cabezas que rebanar...

Los Garleanos son los pertenecientes al Imperio, hace 5 años el Imperio Garleano entro en guerra con el de Hanamura y el Nordico, esta guerra duro casi dos años gracia a los cinco jinetes, estos fueron así llamados por La Inquisición, eran poderosos portadores de magia que se unieron en contra del Imperio Garleano, lamentablemente uno de ellos fue asesinado y los demás desaparecieron, actualmente se ofrece una gran recompensa por ellos.

Durante los cinco años siguientes, la magia fue prohibida y severamente castigada, habiendo ejecuciones públicas a los portadores de magia, poco a poco empezó a volverse algo escaso y único.

Dahlia va directo al interior de la casa al terminar su charla con Varos, esta tiene dos pisos y un sótano donde el herrero guarda el arsenal y allí encuentra una buena hacha de acero, pulida y filosa, aunque si va a luchar con hacha necesitaría un buen escudo.

Dahlia: No creo que te moleste que te lo pague luego.

Hay un escudo de hierro bastante grande, es perfecto para ella, siempre tuvo buena estabilidad con los escudos, por ultimo unas flechas para su alijaba y unas hombreras nuevas, si... tomo más de lo que le había dicho, pero luego le pagaría todo... muy de a poquito.

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