Login to ManoBook
icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
La guardiana de un millonario

La guardiana de un millonario

Mary Lundh

4.8
calificaciones
126.1K
Vistas
36
Capítulo

Sophie Gates es una ex-agente especial muy reservada que tras una lesión se convierte en detective, está investigando una serie de asesinatos por encargo de un grupo mafioso, no tenía ninguna pista útil hasta que le asignan a ser la protectora de Tomas Clark Henderson, un empresario multimillonario atractivamente excéntrico que no le teme a nadie hasta que es sospechoso del asesinato de la hija del jefe de la mafia que ella investiga, al estar su vida en riesgo éste accede a ser protegido por la detective Gates, siempre y cuando ésta acuerde cumplir con sus reglas poco ortodoxas, ella es obligada por su jefe a trabajar encubierta para mantener las apariencias y proteger a Clark durante su investigación, para su desgracia tendrá que hacerse pasar por su novia y estar pegada a él 24 horas al día al tiempo que busca reunir las pruebas necesarias para arrestar al jefe mafioso que lo puso en una lista negra, mientras tanto un asesino a sueldo pondrá a prueba sus habilidades como agente de la ley, al igual que el enigmático magnate a quién intenta salvar de una muerte segura. ----------------------------------- Querido lector Esta novela es la primera de la serie Agentes Especiales, muchas gracias por su apoyo constante, quiero más noticias sobre mis novelas, síganme en las redes sociales @marylundhautor

Capítulo 1 La agente especial

Prólogo

LA GUARDIANA

Ser mujer nunca había sido tan ventajoso pensó, su trabajo era más fácil porque tenía busto y una sonrisa cálida, él hombre le miró de forma intimidatoria esperando que se asustara, según su papel actual, ella era una drogadicta que haría cualquier cosa para conseguir más heroína, incluso prostituir su cuerpo para obtener lo que quería más rápidamente, esperó que él diera el primer paso, él hombre era de mediana estatura y una constitución fuerte, esperaba que no se diera cuenta de su disfraz, a pesar de que todo a cierta distancia se veía bastante realista si alguien le tocaba en ciertas partes del cuerpo se daría cuenta de que todo era solo un simple camuflaje, llevaba puesto un vestido holgado y una chaqueta vieja muy roída, el maquillaje le daba una apariencia frágil y anoréxica, fue todo lo que pudo improvisar en 16 horas, esta vez no había tenido tiempo suficiente para preparar un alias más convincente, debían que atrapar al jefe de esa banda a como diera lugar, ya no tenían tiempo, no sabían por dónde ingresaría la carga en la madrugada pero si esas armas llegaran a las calles muchas vidas serían arruinadas. Cambió de postura ligeramente para poder defenderse en caso de una amenaza, el ambiente apestaba a moho y restos de comida, era evidente que a nadie le preocupaba el aseo allí, quería dar la impresión de ser inofensiva así que se inclinó un poco más hacia adelante pareciendo accesible y un poco mareada, escuchó que él daba una risita irritante, creía ciegamente que tendría su cuerpo con la misma facilidad que se compraba unos cigarrillos, no podía creer que había caído en ese viejo truco pensó, ella le miró ansiosamente y preguntó:

• ¿Tienes lo que necesito? — intentó parecer desesperada

• Sí, lo tengo por aquí

• ¡Dámelo! — exigió como una verdadera adicta

• Sabes lo que quiero a cambio nena — advirtió acariciando con la mano derecha una pistola semiautomática que estaba en su cintura

• Sí, y te lo daré en cuanto me des lo que necesito — insistió ella, él movió la cabeza en negativa y le sonrió maquiavélicamente

Le complicaría más las cosas al parecer, el último había caído más fácil, hizo su jugada maestra para convencerlo, levantó un poco el vestido mugriento para mostrarle parte de los muslos desnudos y preguntó:

• ¿Tanta prisa tienes?, pensé que te tomarías tu tiempo conmigo

Él se acercó más, ¡bingo! cayó en la trampa, el hombre estaba tan sorprendido por lo que ella hizo a continuación que empezó a tartamudear

• ¿Cómo… tú…?

• Ishhh — lo silenció presionando más el arma en su cabeza – yo que tu mantendría la boca cerrada, claro….a menos que no quieras seguir vivo

• ¿Qué quieres maldita?

• Tranquilo gatito… ahora tú y yo vamos a negociar

EL MILLONARIO

Cuando despertó esa mañana pensó que tendría un día muy productivo, tomó su desayuno en el hotel, nadó en la piscina, revisó sus emails y más tarde se preparó para su presentación, hoy era el evento de lanzamiento de un nuevo producto de la línea celulares de la marca “Hern” technology, todo estaba perfecto hasta que volvió del evento y las cosas se habían vuelto infernales

• ¡Mierda! creo que está muerta — espetó al tomarle el pulso

El rostro de la joven se veía fantasmal, su cuerpo aún estaba tibio, ¿estaría realmente muerta?, levantó el cubre camas y miró el charco de sangre, la mujer parecía haber sido destrozada por un animal hambriento, había revisado el resto de su cuerpo con la esperanza de que aún estuviese con vida pero luego de ver la cantidad de cortes comprendió lo ingenuo de su razonamiento, ahora estaba manchado con la sangre de una desconocida, no tenía idea de cómo ella llegó allí, cuando salió más temprano se aseguró de cerrar la puerta con la llave, tenía muchos documentos confidenciales sobre el escritorio, ¿qué diablos estaba pasando?, miró el reloj de la mesita, no se había ausentado por tanto tiempo, su evento solo duró dos horas, ¿qué habría pasado allí?, tomó el teléfono y llamó a recepción

• Buenas tardes, soy Tomas Clark Henderson de la habitación 315

• Buenas tardes ¿en qué puedo ayudarle señor?

• Necesito que envíe al gerente inmediatamente a mi habitación

• ¿Tiene algún inconveniente señor?

• Nada en especial, pero necesito que la persona a cargo venga a verme

• Si me indica su problema trataré de ayudarlo señor

• No creo que usted pueda resolver mi problema — dijo molesto

• Cualquiera que sea el inconveniente puede decirme y yo lo resolveré — le prometió

• De acuerdo…. sucede que acabo de encontrar un cadáver en mi habitación

Capítulo 1 – La agente especial

Todo lo que Sophie Gates siempre quiso en la vida era ser como su padre, un hombre que sirvió a su país con honor y se había ganado múltiples medallas por sus sacrificios, desde pequeña ella soñaba con empuñar un arma mientras las demás niñas jugaban a las muñecas, su madre que era muy conservadora constantemente la estaba criticando por arruinar todos sus vestidos en sus intentos de camuflarse en los arbustos o entre los árboles, pero a pesar de todo siempre la apoyó, tal vez en parte lo de ser hija única y no dejarle otra opción había equilibrado la balanza a su favor, con el paso del tiempo y la ausencia de su padre en gran parte de su vida, se propuso como misión nunca decepcionarlo y seguir sus pasos, mientras otros niños iban en el verano a campamentos normales, ella se alistó a los boy scouts intentando aprender cosas que podrían aportar algo al futuro que se había trazado, años después al terminar el colegio ingresó a una academia para convertirse en una agente especial del gobierno, quiso alistarse al ejercito pero después de la muerte de su padre en una misión no tuvo corazón para abandonar a su madre por periodos tan largos, quería estar para ella cuando la necesitara.

Su primer año fue bastante difícil, porque debido a su apariencia sus compañeros no la tomaron en serio, sufrió por corto tiempo sin embargo, pues gracias a sus estudios extracurriculares y el apoyo de su padre ella ya era una experta en el manejo de las armas y en artes marciales, cuando se metían con ella en el entrenamiento les daba una lección, pronto sus superiores vieron su potencial y le incentivaron a estudiar cursos alternativos para especializarse en idiomas, psicología y actuación, querían que ella fuese un agente de campo, con su apariencia inocente y su entrenamiento sería un arma mortal. Cuatro años después se había convertido en una mujer temible, su apariencia antes delgada a pesar de curvilínea, ahora era perfectamente tonificada y bronceada, le gustaba correr y practicar ciclismo, se pasaba horas entrenando física y mentalmente para prepararse para distintos tipos de situaciones que podrían darse en las misiones que tendría en el futuro, sus evaluaciones psicológicas habían facilitado su solicitud para ingresar en los grupos de élite, pero lo que habían convencido a sus superiores fueron sus calificaciones perfectas en tiro y combate cuerpo a cuerpo, a pesar de no tener más de 170 centímetros de altura y pesar 61 kilos fue capaz de derribar a compañeros más fornidos y bien entrenados, aparentemente tenía una personalidad dócil, pero sus años de entrenamiento le ayudaron a controlar todas sus emociones y no transmitir siquiera un pensamiento a través de algún gesto instintivo. Una de sus especialidades era la infiltración, podía actuar como una adolescente alocada y al minuto siguiente ser una chef profesional, manejaba las armas blancas con la misma facilidad que las armas de fuego. Cuando se graduó su madre lloró tanto que tuvieron que sostenerla hasta que terminara la presentación de todos los egresados, fue uno de los días más felices de su vida, su madre estaba tan orgullosa y con ello sintió que de alguna manera su padre estaba allí agasajándola.

En su primera misión tuvo que trabajar como camarera en un bar que según los rumores que llegaron a la policía comercializaba drogas a estudiantes de distintos colegios locales, no tardó ni 2 días en conseguir el empleo, se mudó 2 semanas antes haciéndose pasar por una chica que había venido para estudiar Literatura clásica, se registró en la universidad usando su alias para que no hubiera ninguna sospecha sobre su persona, su personalidad era de una pueblerina que tenía el sueño de conquistar la gran ciudad y que necesitaba urgentemente de un empleo de medio tiempo para sobrevivir allí, fue fácil, un vestido ultrapasado, un peinado conservador, una sonrisa cálida y el dueño le había dado el trabajo a pesar de que no necesitaban una camarera adicional, una semana después había descubierto el código para hacer los pedidos y cómo se daba las transacciones de las drogas, los alumnos venían o llamaban para comprar un ítem específico del menú detallando la cantidad y el dueño iba a hacer la entrega en algún punto de la ciudad, como era nueva le habían dejado en la cocina los primeros días lavando platos, al cuarto día una compañera se enfermó y tuvo que reemplazarla atendiendo a los clientes, allí escuchó lo necesario para deducir que “tarta de uva” y “tarta de kiwi” no estaban en el menú, dos días más tarde ya tenía pruebas suficientes para apresar al dueño del local, pero sus superiores estaban interesados en desmantelar la banda completa, así que ella solo siguió los rastros y juntó evidencias que permitirían obtener más información sobre los cabecillas, después de eso consiguió todas las rutas de distribución de cada banda que investigó, en dos años viviendo con alias ella se había hecho una experta en infiltración y obtención de informaciones cruciales para resolver crímenes organizados. Seguía actualmente a una banda que traficaba drogas y armas de grueso calibre a pandillas criminales menores, habían rumores de que pronto traerían una carga muy valiosa, que si salía a las calles incluso podría destruir pueblos completos, ese tipo de armas eran utilizadas por los grupos criminales para hacer atracos, estaba muy de moda hacer explotar los bancos para robar las bóvedas de seguridad aparentemente impenetrables para ladrones impulsivos sin sofisticación. Sophie fue asignada a esa misión de última hora porque la persona que habían enviado había sido descubierta y tuvieron que sacarle de urgencia para salvar su vida, los criminales odiaban a los policías, pero odiaban más a los topos, y ella era una de las mejores en ese juego.

Esa mañana cuando despertó no tenía planeado hacer nada en específico, había concluido recientemente una misión y estaba como diría su madre de “vacaciones”, pero cuando su superior la llamó no pudo estar más contenta, ya no se acostumbraba a tener tiempo de ocio para sí misma, le gustaba estar en las calles haciendo el bien, a pesar de que en los últimos años no había tenido mucho tiempo para vivir su propia vida, sentía que esa era la existencia que ella quería, la que le daba satisfacción personal, su padre estaría contento de saber a cuantos criminales ella había sacado de las calles gracias a sus trabajos de encubierto.

- Hola Gates

- ¡Señor!, ¿en qué le puedo ser útil?

- Sé que estas de descanso, pero ha surgido una misión de última hora

- ¿De qué se trata?

- Churchill fue descubierto y tuvimos que sacarle para no arriesgar su vida

- Entiendo

- Necesito que le reemplaces

- Por supuesto

- Debes pasar por la oficina para que mi asistente te dé los detalles para tu alias.

- De acuerdo señor

- Ah Gates, entiendo que tienes una riña personal con esta banda, pero necesito que te concentres en la misión por ahora

- No fallaré señor — colgó la llamada y sintió un pesar en su corazón

Un año atrás integrantes de esa misma banda habían matado a un compañero suyo, y ella se había prometido que atraparía al criminal que lo mató a sangre fría, tenía que apresurarse si quería empezar a trabajar hoy mismo en su nueva misión.

Construir un alias no era simplemente crear datos digitales en el sistema como la mayoría de las personas pensaba, implicaba crear todo un personaje con características individuales y un pasado que fuese creíble, requería invertir tiempo y esfuerzo para transformar el cuerpo y lucir como la persona que se interpretaría, luego hacerte de una reputación muy mala en el barrio para que fueses aceptado sin sombra de dudas en una pandilla criminal, infelizmente ella no tenía mucho tiempo para hacer todo ese proceso, tendría que improvisar, por suerte después de trabajar tanto tiempo en las calles ya tenía sus propios contactos, personas del bajo mundo que le debían favores y le ayudarían a crear una historia rápidamente para infiltrarse con facilidad en algún lugar o fingir ser la persona que quisiera, tomó sus llaves y salió de su departamento.

Al llegar a la oficina, se encontró con un colega con el que siempre tenía algún problema que cobrar

- ¡Sophie! qué bueno verte

- Quisiera decir lo mismo Carlson

- ¡Vamos! ¿aún me guardas rencor por esa bala?

- Casi me das una bala en el trasero

- Fue un accidente

- Accidente es cuando le lanzas un cuchillo a alguien por equivocación ¿pero una bala?

- Juro que fue sin ninguna intención

- Querías desquitarte por lo de la misión en La esperanza

- Me disparaste sin ningún aviso

- No tuve opción, te apareciste de la nada y casi arruinas mi alias

- Pudiste dejarme ir sin ningún daño

- Me estaban vigilando, era un caso importante, si no te disparaba dudarían de mi lealtad, sabía que usabas un chaleco antibalas de todas formas, siempre lo has hecho — agregó encogiendo los hombros

- Podría haberlo olvidado

- Imposible, siempre fuiste un cobarde usabas chaleco antibalas… incluso en el campo de práctica de tiros con balas de goma — agregó sarcásticamente

- Y tú siempre fuiste una maldita

- Es verdad, pero gracias a eso te salvé la vida, ellos te hubieran disparado en la cabeza

- ¿Pero tuviste que dispararme 2 veces?

- Tenía que parecer real

- ¡De acuerdo, olvidémoslo!

- Yo ya lo hice

- Bien, ¿qué haces aquí?

- Tengo una nueva misión

- Tan rápido

- Es una emergencia

- ¿Y porque no me llamaron a mí?

- Necesitaban a la mejor — le provocó

- La humildad no va contigo verdad

- Soy sincera, es todo

- Ok, suerte entonces — espetó despidiéndose de mala gana

- Gracias la necesitaré — dijo al tiempo que caminada hacia la puerta de la oficina de director de la agencia

- Hola Ceci ¿Cómo estás?

- Sophie que bueno verte sin todos esos artilugios

- ¡Ni me lo menciones!, mi último alias era muy exagerada

- Jajaja son los sacrificios que una debe hacer por el bien de los ciudadanos

- Es verdad, el director dijo que me dejaría un paquete contigo

- Ah sí, aquí está — le pasó un sobre grande que decía clasificado

- Gracias, la próxima vez que venga te traeré unos chocolates — gritó saliendo por la puerta

- Siempre tan atenta, ¡que te vaya bien!— respondió Ceci a sus últimas palabras

Subió al auto y abrió el sobre y empezó a leer los avances del caso, cuando llegó a la página en donde le daban información sobre su nueva identidad espetó disgustada

- ¡Mierda!

No estaba molesta por el alias en sí, pero no se esperaba que fuese algo tan elaborado, pensó que se haría pasar por una traficante sin embargo no era el caso, el papel que iba a interpretar requeriría de mucho esfuerzo para camuflar su apariencia actual y no tenía el tiempo para perfeccionarlo como estaba acostumbrada a hacer para cada misión, era una situación de emergencia así que llamó a la persona que podría salvarle en esa situación

- Hola Sophie ¿cómo estás?

- Bien, pero tengo una urgencia Francine

- ¿Y ahora qué pasó?

- Es algo parecido a una misión imposible

- A ver ¿de qué se trata?

- ¿Cuánto tiempo te llevaría convertirme en una drogadicta con síndrome de anorexia crónica?

- Depende del nivel de realismo que se requiera

- Solo tengo un par de horas Francine — le aclaró

- Ah bueno en ese caso necesitaré todas las horas que tengas para lograr algo convincente, haré todo lo que esté en mis manos

- Gracias, me estás salvando la vida “literalmente” — enfatizó

- Lo sé, para eso están los amigos, te espero en 2 horas, debo terminar un maquillaje escénico para un actor de ficción

- Perfecto, nos vemos en un rato

Gracias a Dios Francine siempre le ayudaba cuando era necesario, como profesional de maquillaje artístico ella era una experta en crear disfraces, efectos especiales y cualquier cosa que uno necesitara, incluso aparentar más edad o menos peso, en su caso ella estaba en forma, demasiado a decir verdad, ahora necesitaba parecer una mujer débil y enfermiza, su nuevo rol era el de una adicta a la heroína.

Dos horas más tarde estaba sentada frente a un espejo, su amiga preparaba todos los materiales necesarios para su transformación, nunca dejaba de sorprenderle ese lugar, tenía tantos artilugios que parecía un museo, desde máscaras de plástico hasta disfraces de payaso, ella era conocida por su valentía pero sinceramente ese lugar le ponía los pelos de punta, su amiga le pidió que se parara para observarla mejor

- Veamos Sophie, necesito que te saques la ropa, quédate solo con tu ropa interior

- De acuerdo — dijo al tiempo que se pasaba por la cabeza la camiseta

- ¡Por Dios mujer! ¿cómo diablos una llega a tener esos abdominales perfectos?

- Con mucho ejercicio — respondió sarcásticamente

- Entonces nunca llegaré a tener un cuerpo como el tuyo, recuérdame ¿por qué eres un agente de la ley y no una súper modelo?

- Porque quiero atrapar criminales, no hombres multimillonarios — se burló sin poder atajar la risa

- Los multimillonarios son menos peligrosos, o al menos eso dicen

- Yo no estaría tan segura de ello — siguió quitándose el resto de la ropa, su amiga no podía ocultar su asombro

- Solo mírate al espejo, eres como una escultura humana

- Son el resultado de correr diariamente y mucha bicicleta, en mi trabajo es importante mantenerse ágil, ya sabes — agregó encogiendo los hombros

- Tú no tienes vanidad

- ¿Debería?

- ¡Claro!, eres una mujer, aunque a veces se te olvida

- No se me olvida, solo no le doy tanta importancia — su amiga movió la cabeza en negativa

- Eres un caso perdido — o tal vez no pensó

Tenía la esperanza de que su amiga asumiera su identidad como mujer y sacara provecho de su belleza brutal, volvió a mirar el cuerpo irrealmente bello que tenía en frente, su tez bronceada, sus curvas proporcionales, su cabello castaño claro, los ojos aguamarina, esa mujer no tenía idea de lo bella que era.

- ¿Y bien? — preguntó Sophie sacándole de su ensoñación

- Tendré que maquillarte todas las áreas visibles y…

- ¿Y?

- Bueno depende de cuánto estarías mostrando tu cuerpo

- Probablemente mucho

- De acuerdo, en ese caso todo tu cuerpo para asegurar, especialmente las piernas y los brazos, están muy definidos, debemos disimular tus músculos si quieres hacerte pasar por una mujer bulímica o anoréxica

- De acuerdo entonces ¡manos a la obra!

Cuando su amiga terminó el trabajo estaba irreconocible, parecía haber perdido al menos 10 kilogramos, se veía pálida y con una ojeras fantasmales, no le extrañaba que Francine trabajara para las grandes productoras de cine, era increíblemente talentosa, se giró para ver su atuendo que parecía haber salido de un basurero mal oliente, se veía como una persona que vivía en la calle, levantó un poco la falda de su vestido mugriento para ver sus piernas, ahora parecían débiles y estaban llenos de moretones típicos de alguien que no cuida con quien anda o lo que hace, simplemente era perfecto, si no la tocaban demasiado jamás notarían sus músculos firmes bajo aquel pedazo de tela desgastado, sonrió, si su madre la viera ahora tendría un ataque

- Está perfecto ¡buen trabajo!

- Cuando gustes, aunque tengo la esperanza de que algún día me pidas que te arregle para lucir bonita y no como alguien más

- Tal vez algún día… — prometió—, gracias por todo, te abrazaría pero no quiero pegarte este olor a basura

- Jajaja, descuida…

- Debo irme — terminó de colocarse la ropa, que consistía en chaqueta de cuero roída y unas botas gastadas, luego salió a poner en práctica su plan

Condujo hasta un viejo hotel abandonado que ahora servía de prostíbulo, una conocida vivía allí y le servía de espía para obtener información de las calles, su primera parada era para ocultar el vehículo de escape y sus armas, dejó el auto en el depósito de la planta baja, era su base de comando cuando estaba por esa zona, entró por la puerta principal del edificio que ya se estaba cayendo a pedazos, tuvo cuidado para no apoyarse en nada mientras subía por las escaleras, tocó 7 veces la puerta para anunciarse a sí misma, era el código que habían combinado con madame Carmen, aguardó unos segundos antes de que le abriera la puerta, a pesar de ser una mujer de mediana edad la madame seguía en muy buen estado pensó al verla semidesnuda ajustando su bata, estaba con un cliente notó

- Lamento la interrupción — se disculpó, la mujer le miró un poco despistada hasta que pudo reconocerle

- Por un momento pensé que había escuchado mal — dijo sonriéndole — no te preocupes querida, ya habíamos acabado hace rato, éste no dura ni dos minutos — agregó en voz baja tapando parte de su rostro e inclinando la cabeza hacia ella

- Entiendo, necesitamos hablar de negocios — le informó

- De acuerdo dame unos minutos para vestir algo más decente — espetó a modo de burla, no podría importarle menos la decencia — y bajaré junto a ti en la cantina

- De acuerdo

La mujer cerró la puerta y Sophie bajó a la planta baja, odiaba esa parte del burdel, estaba lleno de hombres borrachos y con exceso de hormonas, se sentó en una de las mesas y aguardó a que bajara la madame, esperaba que no tardara mucho, si alguno se acercara a ella a hacerse del gracioso tendría que ponerlo en su lugar y no quería arruinar todo el trabajo de su amiga Francine

- Bien aquí me tienes, para qué te soy útil

- Me gusta cuando vas directamente al grano

- Sé cuánto detestas este lugar

- Tú también lo haces, sin embargo vives aquí

- Es un buen negocio, así que no me puedo quejar

- Podrías ganar más si trabajaras exclusivamente para nosotros

- No me gusta que me den ordenes, me gusta ser independiente

- Entiendo tu punto

- ¿Y bien qué quieres esta vez?

- Necesito información sobre una banda

- ¿Cuál de ellas? Hay muchas querida — agregó irónicamente

- Se hacen llamar “ Los tiburones”

- Ahh, esos… — dijo con disgusto

- Veo que los conoces

- Infelizmente, frecuentan a mis chicas, uno me ha creado muchos problemas últimamente quiere que Candice sea exclusiva

- Ahh, y supongo que no es buen negocio para ti

- No, ella es joven y aún está fresca, tiene muchos clientes, además no quiere pagar para compensarme por las pérdidas que tendría

- Entiendo, ¿qué sabes de ellos?

- Uno de ellos es muy dado a la bebida, se pasa mucho tiempo aquí y suelta mucho la lengua

- ¿Qué escuchaste?

- Dice que su jefe le va a ascender pronto porque consiguió nuevos clientes para la última carga que está por llegar

- ¿Sabes dónde está su base?

- No estoy muy segura, pero a veces una de mis chicas va a atender a su jefe en la guarida, es del tipo masoquista y sus gustos son un poco violentos

- ¿No sale de su guarida?

- No, tiene miedo que al salir lo atrapen los de la otra banda, son muy competitivos, si lo matan se quedarán con su territorio

- Entiendo, ¿cuándo suele ir a verle tu chica?

- Se va tres o cuatro veces a la semana, la única que se anima a ir es Celeste, porque siempre está muy drogada para sentir los golpes

- ¿Cuándo fue la última vez que se fue?

- Hace unos 2 días, seguro que la mandará llamar entre hoy y mañana ¿por qué?

- Porque quiero que me envíes en el lugar de Celeste

- ¿Estás loca? ese hombre es un psicópata

- Lo sé, pero necesito atraparlo, y esta es la única manera segura y rápida de dar con él

- Es muy arriesgado, está más protegido que el presidente de la nación, tiene como veinte hombres bien armados a su alrededor en la guarida

- Lo sé, por eso necesito ese favor, si me envías en lugar de celeste no sospechará, pensará que soy una simple prostituta que necesito del dinero o drogas para sobrevivir

- Humm no lo sé, si te atrapan eres hombre muerto, mejor dicho mujer muerta, no dejarán una pieza de ti intacta

- Descuida yo sé cuidarme, no hay más tiempo para armar otro plan, necesito infiltrarme cuanto antes

- De acuerdo, pero deberás tener mucho cuidado

- Lo sé, no seré imprudente, tomaré medidas para mi seguridad

- No sé cuándo vendrán por Celeste, es mejor que te quedes aquí, para no levantar sospechas

- Tiene sentido, ¿dónde puedo quedarme?

- Puedes usar mi habitación, la que uso en mis días libres, no es lujosa, pero está limpia — prometió

- Gracias Carmen

- No es nada, es lo mínimo que puedo hacer, si no fuera por ti ni siquiera estaría respirando — le recordó tristemente

- Ese cretino merecía lo que tuvo

- Sí que lo merecía, pero pudiste dejarme morir ese día y no lo hiciste, por ello siempre estaré agradecida contigo

- Las mujeres tenemos que apoyarnos — le recordó sonriendo

- ¿Quién diría que después de dos años estaríamos aquí riendo de todo esto? — tocó su cuello en donde tenía una cicatriz por un corte que le había hecho el hombre que casi la mató en un callejón cerca de allí, esa noche Sophie la había salvado con un disparo certero.

- Nunca sabemos lo que el futuro nos va a deparar — profetizó

Seguir leyendo

Quizás también le guste

Otros libros de Mary Lundh

Ver más
Capítulo
Leer ahora
Descargar libro