Comprar el amor con mi Dinero

Comprar el amor con mi Dinero

Gavin

5.0
calificaciones
44
Vistas
11
Capítulo

Estaba en el Ayuntamiento de Sevilla, lista para casarme con Javier, el torero del momento, cuya carrera había financiado durante años, esperando que al fin me amara. Pero en ese preciso instante, un niño irrumpió gritando "¡Papá!", seguido por una mujer, Isabel, la cantaora que fue su antigua amante. Javier, con una sonrisa cínica, me anunció que se casaría con ella "por honor" al haber descubierto que el niño era su hijo. Me dijo que nuestro amor no cambiaría, que su matrimonio sería una farsa, y que en un par de años volveríamos a nuestros planes. Lo vi entrar al Ayuntamiento con ella, y mi mundo no se rompió, solo sentí un frío absoluto. Esa misma noche, regresé a mi carmen, el hogar que había decorado con tanto cariño para él, y lo encontré saqueado. Isabel usaba mi kimono de seda, su hijo destrozaba mi guitarra, y mi mantón de Manila, una joya, estaba manchado de chocolate. Los encontré a ambos en mi cama, desnudos, y luego Isabel me envió una foto con un mensaje burlón: "Gracias por la casa, pardilla. Y por el marido." Al día siguiente, volví con seguridad para echarlos, pero mi hogar se había transformado en una ruidosa orgía de toreros y periodistas. Estaban bebiendo mi vino, sus cenizas manchaban mis alfombras persas, y mi valiosa escultura de bronce yacía rota en el suelo. Javier me llamó su "ex loca" y celosa, mientras una mujer me derramaba vino tinto en la blusa, y me empujaban hasta caer al suelo. Me sentí rodeada, humillada, como un animal herido, mientras todos se reían de mí. ¿Cómo había sido tan ciega, tan tonta, creyendo que podía comprar el amor con mi dinero? Mi corazón se hundió en la desesperación, preguntándome cómo iba a salir de esta pesadilla, si el matrimonio de verdad ya no era posible. Fue entonces, en mi punto más bajo, cuando mi voz apenas salió: "Estoy esperando a mi novio. Nos vamos a casar." Y justo en ese momento, un Mercedes negro se detuvo, y Mateo bajó, ignorando a todos, con un ramo de azahares entre las manos, listo para casarse conmigo.

Introducción

Estaba en el Ayuntamiento de Sevilla, lista para casarme con Javier, el torero del momento, cuya carrera había financiado durante años, esperando que al fin me amara.

Pero en ese preciso instante, un niño irrumpió gritando "¡Papá!", seguido por una mujer, Isabel, la cantaora que fue su antigua amante.

Javier, con una sonrisa cínica, me anunció que se casaría con ella "por honor" al haber descubierto que el niño era su hijo.

Me dijo que nuestro amor no cambiaría, que su matrimonio sería una farsa, y que en un par de años volveríamos a nuestros planes.

Lo vi entrar al Ayuntamiento con ella, y mi mundo no se rompió, solo sentí un frío absoluto.

Esa misma noche, regresé a mi carmen, el hogar que había decorado con tanto cariño para él, y lo encontré saqueado.

Isabel usaba mi kimono de seda, su hijo destrozaba mi guitarra, y mi mantón de Manila, una joya, estaba manchado de chocolate.

Los encontré a ambos en mi cama, desnudos, y luego Isabel me envió una foto con un mensaje burlón: "Gracias por la casa, pardilla. Y por el marido."

Al día siguiente, volví con seguridad para echarlos, pero mi hogar se había transformado en una ruidosa orgía de toreros y periodistas.

Estaban bebiendo mi vino, sus cenizas manchaban mis alfombras persas, y mi valiosa escultura de bronce yacía rota en el suelo.

Javier me llamó su "ex loca" y celosa, mientras una mujer me derramaba vino tinto en la blusa, y me empujaban hasta caer al suelo.

Me sentí rodeada, humillada, como un animal herido, mientras todos se reían de mí.

¿Cómo había sido tan ciega, tan tonta, creyendo que podía comprar el amor con mi dinero?

Mi corazón se hundió en la desesperación, preguntándome cómo iba a salir de esta pesadilla, si el matrimonio de verdad ya no era posible.

Fue entonces, en mi punto más bajo, cuando mi voz apenas salió: "Estoy esperando a mi novio. Nos vamos a casar."

Y justo en ese momento, un Mercedes negro se detuvo, y Mateo bajó, ignorando a todos, con un ramo de azahares entre las manos, listo para casarse conmigo.

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
El Divorcio Falso se convierte en Verdad

El Divorcio Falso se convierte en Verdad

Moderno

5.0

Mi marido, Javier, llegó a casa con una sonrisa extraña y la propuesta que, según él, cambiaría nuestras vidas para siempre: un puesto de alta dirección en Argentina. La única condición, explicó, era un "divorcio de conveniencia", solo en el papel, exigido por la empresa y todo "por nuestro futuro" y el de nuestra hija. Lo que él no sabía es que, noches antes, mis insomnios me habían llevado a un foro donde se detallaba "la estafa del divorcio por trabajo en el extranjero": un patrón idéntico para vaciar cuentas y huir con una amante. Su descaro se confirmó con un mensaje de "Valeria" en su teléfono: "¿Ya lo has conseguido, amor? ¡No puedo esperar a que estemos juntos en Mendoza!". Poco después, vació nuestra cuenta conjunta hasta el último céntimo, dejando a cero los ahorros de diez años de matrimonio. Mientras me besaba la frente y me llamaba "la mejor esposa del mundo", una pregunta resonaba en mi mente: ¿De verdad me creía tan estúpida? No sentí dolor, solo una fría y gélida anticipación de lo que estaba por venir. Firmé aquel divorcio con una sonrisa dócil, pero por dentro ardía la determinación. Él creía que me había despojado de todo, pero no sabía que mi "hobby" de diseñadora gráfica me había permitido acumular una fortuna de seis cifras en una cuenta secreta. Ahora, mientras él celebraba su traición, yo empezaba mi juego: me aseguraría de que se arrepintiera, de que perdiera mucho más de lo que jamás soñó robar.

Cuando el amor muere

Cuando el amor muere

Romance

5.0

Sofía, una mujer de belleza deslumbrante y fortuna, parecía tener la vida perfecta junto a su exitoso esposo, Ricardo, un ranchero de renombre en todo México. Pero no todo era tan idílico como se veía: Elena, una mujer obsesionada con Ricardo, acechaba en las sombras, su persistencia aterradora y sus intentos por separarlos eran la comidilla de todo el estado: desde secuestros en plena boda hasta intentos de usar drogas. Sofía, confiada en el amor de Ricardo y sabiendo su odio visceral a la infidelidad tras la muerte de su madre por las traiciones de su padre, nunca se preocupó por esos chismes. Todo se fue al diablo en su tercer aniversario de bodas, cuando entró a la oficina de Ricardo para darle una sorpresa y lo que encontró la dejó helada: Elena, desnuda, sentada en la silla de su esposo, con SU pluma en la mano, y gimiendo descaradamente. "Ricardo, más suave...", articuló ella. La sangre se le puso fría cuando su esposo, al ver la escena, no echó a Elena como otras veces, sino que le pidió a Sofía que la hiciera vestirse para "cuidar su reputación" . ¿Reputación de quién? El corazón de Sofía se hizo pedazos al ver cómo Ricardo guardaba con esmero la pluma que Elena acababa de usar de forma tan vulgar. Se dio cuenta, con un dolor punzante, de que algo esencial había cambiado. Esa misma noche, firmó los papeles de divorcio que Ricardo mismo le había dado años atrás, y con una frialdad que la sorprendió incluso a ella misma, contactó al peor enemigo de su esposo.

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro