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Seduciendo al magnate

Seduciendo al magnate

Yina Zabala

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Capítulo

La vida de Camila y de Alan se unen en el momento menos pensado, ella buscando escapar de su pasado y él buscando ser el mejor en todo. Ella es una mujer sensible, tierna y hermosa. Busca la manera de poder olvidar todo, sin embargo, el pasado la encuentra haciendo que ella sea una persona completamente diferente, sin sentimientos y fría. Escapar no le servirá de nada, en especial cuando el amor llega a su vida y ella deba escoger lo que es más importante: sobrevivir o enamorarse. Él es un empresario exitoso, guapo y todo un casanova. El amor no es para él, en especial porque sabe que todas las mujeres van tras su dinero. Él dudará sobre sus principios y sobre su razonamiento cuando se enamore como loco. ¿Los secretos serán perdonados? ¿Hasta qué punto se llega por amor?

Capítulo 1 ¿Mi salvador

Observé mis manos, por más que las limpio aún estaban llenas de sangre. Miré para atrás insistentemente, rogando que nadie pudiera encontrarme, mis pasos son algo torpes, lo único que le pido a mis piernas en estos momentos es que puedan continuar hasta escapar de este lugar.

Cuando nos mudamos a esta ciudad, pensé que era un nuevo inicio, que equivocada estaba. Ahora no solo estoy sola, sino que también estoy perdida y desesperada. No puedo ir a la policía, mucho menos tomar un autobús e ir hasta donde mi familia. ¿Cómo explicaría lo que acaba de suceder?

Cuando veo como los carros se me acercan, simplemente me agacho, no quiero ser descubierta. En realidad, temo volver a escuchar su nombre, su voz o verlo, eso incluso sería lo peor que me pudiera pasar. Definitivamente tuve que hacer algo malo en la vida para estar viviendo todo esto, fue inevitable pensar una y otra vez.

El frío comienza a golpear mi cuerpo, mis labios tiemblan mientras que mis manos intentan de una manera tan absurda darle calor a mi cuerpo. No tengo rumbo, no se a donde ir. No obstante, siento que estoy mejor aquí.

Me siento en el suelo, no tengo claro cuanto he caminado, mis pies me duelen, solo veo casas y unos cuantos árboles. Mi cuerpo tiembla como gelatina, quisiera dormir, quizá no despertar, tal vez esa era la única manera de haber escapado del infierno.

Me pongo de pie cuando escucho algunas motos por el camino, veo de reojo como algunos son policías. No puedo ir a la cárcel, eso sería incluso peor, porque sé que mi vida estaría en el limbo, él me lo advirtió muchas veces.

Comienzo a correr, mi pecho sube y baja de manera desesperada, ya no pienso con claridad solo quiero correr y mirar a donde el destino me lleva.

Giré mi cuerpo lo suficiente cuando sentí como el metal de un carro golpea mi cuerpo haciéndome caer al suelo...

No reconozco en donde estoy, abro mis ojos lentamente intentando reconocer el lugar, rogando al cielo que no sea el mismo al que yo llamaba ilusamente "hogar"

¿Qué es peor que despertar en un lugar desconocido? porque la mayoría de personas creen que eso es malo, que es lo peor. Por mi parte, lo peor es soñar, imaginar que estás viviendo lo mismo una y otra vez.

Me siento cuando alguien carraspea con su garganta, intento mirar hacia la puerta, una persona está allí, no se ve muy clara, paso saliva, el miedo se hace de nuevo presente en mí.

-¿Quién es usted? -mi voz sale en un hilo, casi rota, casi destruida por completo.

-Eso debería preguntar yo. -La voz de ese hombre hace erizar mi cuerpo, gruesa, varonil e inquietante, un hombre alto, serio y lo suficientemente atractivo que puede descrestar a cualquiera-. No es normal que a estás horas de la noche una mujer esté corriendo sin sentido, llena de sangre y con su ropa rota.

-No tengo porque responder, le agradezco que me haya traído aquí, pero no me apetece estar en este lugar.

-¿Se da cuenta de la hora? demasiado tarde, ¿no cree que es peligroso estar a esta hora en la calle o acaso la peligrosa es usted?

Me levanto de inmediato, mi cuerpo tambalea por la falta de comida, sin embargo, le exijo a mi cuerpo que aguante un poco más.

-¿Usted quién se cree que es? -dije, estando a la defensiva.

Él se acerca y mi cuerpo se paraliza, es un hombre alto, con una barba bien cuidada y unos ojos color caramelo. Su mirada es inquietante, lo suficiente como para ponerme nerviosa. Él no se ve malo ¿o sí?

-¿Por qué me trajo aquí? ¿Qué es lo que quiere de mí?

-Chocó con mi carro, solo la recogí. -Él sube sus hombros-. La verdad no tengo tiempo para esto, posiblemente hubiera podido llevarla a un hospital, pero no quiero ser envuelto en un escándalo sin sentido.

-Le agradezco, pero ya me voy.

-¿Está segura? usted se ve... demasiado mal. Mire si quiere puede quedarse esta noche aquí, por si la llegué a lastimar con el carro. Mañana temprano se puede ir, la compensaré con algo de ropa y dinero ¿qué le parece? -arrugo mi entrecejo, eso no es normal.

-¿Qué le hace pensar que aceptaré?

-Solo mirese, seguro no tiene a donde ir... estoy haciendo mi obra caritativa del día.

-¿Qué le hace pensar que no soy mala? que no soy asesina y estoy escapando por cometer un delito.

-No se, puedo ver en su mirada que usted no es mala. -Bajo mi rostro, las lágrimas amenazan con salir-. Si desea puede darse una ducha y allí encontrará algo de ropa decente. Lo único que le pido es que esto no llegue a mayores, no me quiero ver involucrado en nada.

Él da media vuelta, no puedo permitir esto, nada es tan perfecto para ser verdad, eso lo he comprobado en todo este tiempo.

-¿Por qué hace esto?

-Mire, no me interesa llevarla a la policía o a un hospital, porque estoy seguro que está es la última vez que voy a verla, adicional soy humano y no era correcto dejarla por allí. -Él me mira y rueda sus ojos-. Mire, no me haga cambiar de opinión. Tengo mucho por hacer.

Él sale de la habitación dejándome sin palabra alguna por decir. Todo se ve realmente elegante, quizás él es un ángel en mi camino.

Luego de darme un baño, me observé en el espejo, las marcas en mi cuerpo siguen intactas, solo espero que las heridas de mi corazón sanen tan pronto como lo harán las de mi cuerpo.

Salgo de la habitación, aceptar su ofrecimiento no quedaría nada mal. Así puedo tener un poco de fuerza para mi nuevo destino lejos de este lugar. Observo una luz prendida al fondo, camino al lado contrario, doy pasos pequeños y silenciosos.

Me recuesto sobre una puerta, intentando descifrar cual es el lugar a seguir. Sin embargo, la puerta se abre y caigo a los brazos de aquel hombre. Él me sostiene, mientras que nuestras miradas se conectan.

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